¿Y yo a quién voto?

16 diciembre, 2015

la fotoLa cosa está difícil y los debates televisivos tampoco ayudan. Los aspirantes se enzarzan con cifras, colocan sus consignas pero todavía no han denunciado, en serio, al Partido Popular, partido del gobierno que como ha dicho un juez instructor en alguna de las muchas causas abiertas contra él es una organización casi mafiosa; un partido que en una democracia de calidad habría ya desaparecido. Ahora, como la violencia de género siempre arranca en los debates lectorales con condenas absolutas, con cantos polifónicos al Sol, aunque enseguida se ven las pezuñas de los lobos vamos a ver si identificamos estas pezuñas.

¿Qué dicen?

Soraya Saenz de Santamaría da consejos a las chicas para que no acepten el control de sus parejas, mientras su partido lanza un vídeo sobre los logros en materia de violencia de género tan mentiroso, que sindicatos y más de cincuenta organizaciones que trabajan sobre esta materia han tenido que salir a desmentirlo.(http://observatorioviolencia.org/organizaciones-feministas-tachan-de-irresponsables-los-mensajes-electorales-del-pp-sobre-violencia-de-genero/ ). Lo sabemos, hemos estado aquí en este cuatrienio negro. Muy mal.

Pablo Iglesias afirma, y Erejón confirma, que con Podemos las mujeres víctimas de violencia van a tener, a través de los servicios sociales, una garantía habitacional sin necesidad de denuncia. ¿Alguien cree que la modelo Reeva Steenkam fue asesinada, de cinco tiros, por su pareja, el atleta Oscar Pistorius, porque no tenía donde ir? ¿Catorce años le costó a Whitney Houston encontrar casa para librase de su maltratador y pareja? Ahí está la cantante María Jiménez siempre dispuesta a contar su historia para ayudar a salir del maltrato a otras mujeres. Habla de dependencia, de sometimiento, de anulación, de vergüenza, de disculpar a su maltratador por pensar que está en un mal momento o porque ha bebido, pero jamás dice: “ojala hubiese tenido una garantía habitacional”. Ahí esta ese himno de la inmensa Rocío Jurado, Resistiré, que sabe de lo que habla, y es un canto a la esperanza, la que perdió Amy Winnihouse.

Si hay algo interclasista es la violencia de género. No se puede propalar el engaño de que la violencia machista está asociada a la pobreza y por eso las mujeres necesitan casas. Algunas sí, pero por su vulnerabilidad social. A las dos asesinadas de esta semana, el asesino ha ido a buscarlas a su nuevo domicilio y ambas tenían formalmente protección. Además, cuando la mujer ya esté en un espacio seguro, debe presentar denuncia, porque sin denuncia no hay delito, ni delincuente, ni castigo ni, por lo tanto, reparación del mal, ni asunción de la culpa. ¿Acaso es una estrategia para rebajar estadísticas y que no entren en prisión individuos que no tienen reinserción posible? Si algo no se nombra, no existe. Fatal, y… peligro porque afianza la mitología de la pobreza asociada al maltrato.

Mención especial para l@s Rivera de Ciudadanos que han empezado a desgranar su programa electoral. No son ocurrencias individuales. Son planteamientos machistas. Quieren acabar con la Ley de Violencia. Dicen que por asimétrica. Vamos a ver, es una ley contra la violencia estructural que hay en la sociedad patriarcal hacia las mujeres; no se dirimen cuestiones personales que corresponden al Código penal, el enemigo a vencer es el Patriarcado y la victoria será para la Igualdad, ojo: para las mujeres y los varones. Alguien habrá ahí que pueda explicar a sus filas prietas la diferencia entre estructural y personal, como en Barrio Sésamo: violencia estructural, es ideológica, como el terrorismo, daña al colectivo de las mujeres, el malo no se siente culpable; violencia personal, es individual, como cuando te roban la cartera, no es selectiva, el malo se sabe ladrón. Ellos en esta sociedad no cobran menos que ellas por el mismo trabajo, ni nunca se ha dicho que deben estar con la pata quebrada y en casa. Claro meridiano, ¿no?

Esta formación asusta especialmente en esta materia, más que ninguna otra. Son los de la custodia compartida impuesta por el juez, los de los guetos prostibularios legales y fuera d ellos centros de las ciudades y de los colegios y los que defienden los alquileres de úteros, sin posibilidad del posible arrepentimiento de la madre gestante que después de los nueve meses no quiera renunciar a su criatura, como reconoce la OMS y las legislaciones europeas más avanzadas y humanistas al respecto: si no se venden los organos para transplantes, tampoco se pueden alquilar vientres. Estos C’s hacen que se indignan mucho cuando les citan estas cosas dejando ver su patriarcado muy interiorizado. Horribles, fascistas, machistas e hipócritas mentirosos.

¿Y entonces?

Ni un paso atrás en igualdad ni en autonomía, no hay otras prioridades; nada de recluir a las mujeres en casa y en recortar los derechos conseguidos pero no consolidados no solo para las mujeres sino para toda la población. Sin distracciones. Dicho con toda humildad, poco se puede hacer en los grandes temas macro económicos, la soberanía española está ligada y/o depende de socios e instituciones europeas. No significa vivir de rodillas, sino saber mantener el equilibrio de autonomía y pertenencia. Hubo una época, hace apenas tres años, en la que el valor de la prima de riesgo española era vital no solo para nuestra economía sino casi para el equilibrio vegetal planetario. ¿Lo solucionó España por su cuenta? No. Un día comenzó a bajar el precio del petróleo, cambiaron al presidente del Banco Central Europeo, otro llegó con una línea de trabajo diferente de ir soltando dinero y… hasta hoy.

Pero hay asuntos que son inexcusablemente caseros. El rescate de Bankia para proteger a los pequeños ahorradores fue una opción necesaria, pero el agujero que han dejado los Rato y compañía corresponde a la tolerancia del gobierno español del Partido popular y a su estructura corrupta que lo facilita. Sobre asuntos propios sí se tiene autonomía y responsabilidad. Cosas como la educación y la sanidad públicas y gratuitas; los servicios sociales y prestaciones a la dependencia; que no haya brecha salarial entre mujeres y varones; permisos de maternidad y paternidad obligatorios; aplicar la Ley de memoria histórica con todo lo que significa; revisar y anular los acuerdos, concedidos por veinte años, con el Vaticano en 1976 y que todavía están vigentes; aspirar a un modelo de sociedad sostenible y no consumista; que haya empleo, no caridad; evitar el hundimiento de las clases sociales más vulnerables mientras crece el patrimonio de las grandes fortunas; acabar con las violencias machistas -cuestión de Estado-; perseguir la trata y los clientes de la prostitución; ser tierra de acogida para quienes escapan de infiernos terribles… y muchas otras cuestiones que tienen que ver con nuestra vida diaria, o muerte, como una ley sobre el derecho a morir dignamente.

Ahora, las mujeres como tales, el 51% del electorado, debemos leer con mucha atención no solo los programas sino también los gestos de los candidatos, porque nos jugamos mucho. Cuanto más democrática es una sociedad más derechos y libertades tienen las mujeres, o al revés, dime como están consideradas las mujeres en esa sociedad y te diré su nivel y calidad democrática. Que nos cojan bien informadas y a votar… bien.

Pilar Careaga Castrillo