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Las feministas abolicionistas organizan su propia manifestación el 8 de marzo

08/03/2022 | Eventos

Con el lema “El feminismo es abolicionista”, el Movimiento Feminista de Madrid ha convocado para el día de hoy, 8 de marzo de 2022, Día Internacional de las Mujeres, una manifestación por el centro de la capital que recorrerá la Gran Vía madrileña, desde su intersección con la calle de Alcalá hasta la plaza de España, desde las 19:00 horas.

Sus reivindicaciones para el cumplimiento de los derechos de las mujeres se recogen en el Manifiesto del mismo título, y que han elaborado entre todas las asociaciones y plataformas feministas de la Comunidad de Madrid que integran la convocatoria. Las demandas del feminismo organizado se sintetizan en un documento de diez puntos, un decálogo reivindicativo que han difundido en las últimas semanas. En él exigen:

1. La abolición de la prostitución y la pornografía y su consideración como formas de violencia machista incompatibles con el principio de igualdad entre los sexos. 

2. Empleos dignos, estables y seguros para las mujeres. Acabar con la brecha salarial y de las pensiones, la feminización de la pobreza, la precariedad y los abusos en el empleo doméstico.

3. Servicios públicos de calidad para la corresponsabilidad social de los cuidados.

4. La prohibición efectiva de la explotación reproductiva de las mujeres y de la compraventa de bebés.

5. Erradicar la violencia sexual contra las mujeres y las niñas.

6. Derechos sexuales y reproductivos, incluyendo el derecho al aborto sin acoso, libre y seguro en los centros públicos. 

7. La retirada de todos los artículos legales o proyectos de ley que establecen la autoidentificación registral del sexo y el borrado jurídico de las mujeres.

8. Coeducación para alcanzar la igualdad real y efectiva entre mujeres y hombres.

9. Acabar con la violencia institucional, la justicia patriarcal y la aplicación del falso SAP y derivados.

10. El fin de los feminicidios y de toda forma de violencia machista, premisa de nuestros derechos y libertades.

El Movimiento Feminista de Madrid es un espacio de trabajo independiente y organizado de forma autónoma por las asociaciones feministas de la Comunidad de Madrid, algunas con una trayectoria de varias décadas. Lleva años organizando actos unitarios, entre ellos, convocar junto al Foro de Madrid contra la Violencia a las Mujeres la marcha del 25 de noviembre, integrar el bloque abolicionista en el 8 de marzo y convocar acciones de concienciación pública. Es por tanto el mayor espacio de encuentro del feminismo asociativo en la región, un movimiento con impulso abolicionista en los últimos años en todo el territorio nacional y al que se han incorporado asambleas y colectivos de jóvenes militantes feministas.

Queremos manifestar nuestra preocupación por la instrumentalización de la agenda feminista. Los partidos políticos tienen su marco de actuación que es el Congreso de los Diputados/Diputadas y es en ese ámbito donde esperamos que conviertan en leyes las demandas feministas expuestas en nuestro Manifiesto. Para ser más precisas y por poner solo un ejemplo, esperamos que se registre en el Congreso la Ley Orgánica Abolicionista del Sistema Prostitucional, que parece que contaría con el apoyo de los partidos mayoritarios.

Son varios los motivos que han llevado a las asociaciones, colectivos y plataformas feministas madrileñas a dar el paso de no acudir a otras convocatorias, y en síntesis se sustancian en que la agenda feminista lleva años bloqueada e incluso rechazada con actos violentos. Por ello, se han visto abocadas a organizarse de forma independiente, en ejercicio de su derecho constitucional de manifestación y en defensa de los derechos de las mujeres y las niñas. La exposición de hechos a este respecto se argumenta así:

  1. No existe a día de hoy en Madrid la posibilidad real de integrar las verdaderas reivindicaciones del feminismo en otros espacios, en los que se impide por activa y por pasiva la participación del discurso abolicionista. Las feministas recuerdan una vez más que la teoría política feminista es abolicionista de la prostitución y de toda forma de explotación y mercantilización de las mujeres. Esta premisa es un eje fundamental de su crítica a la sociedad patriarcal y al neoliberalismo, como lo son también la erradicación de los roles y estereotipos sexuales, o la igualdad en el ámbito del trabajo y la representación pública. En el corazón de lo que se ha llamado la Cuarta Ola –las grandes movilizaciones globales de los últimos años–, también está la lucha contra la violencia sexual factual y simbólica, lo que se conoce como la cultura de la violación. Esa es la raíz del “MeToo”, del “Solo sí es sí” o del “Si tocan a una, nos tocan a todas”. Por tanto, la lucha contra esta violencia machista, por el derecho a la libertad e indemnidad sexual, no puede sino extenderse a la erradicación del sistema prostitucional y de su pedagogía, la pornografía. La prostitución es lo contrario de la igualdad y de la libertad y así lo han entendido las jóvenes abolicionistas que cada día se organizan por todo el territorio y en otros países. 
  2. Lograr llevar estas reivindicaciones, que son troncales en el feminismo, a un espacio común es algo que han intentado durante años. A cambio han asistido al intrusismo, al bloqueo e incluso sufrido violencia física. Las feministas han sido expulsadas, a empujones, de las asambleas que se suponía eran de todas. Han asistido atónitas a debates en los que siendo clarísima mayoría las voces y argumentos abolicionistas, la relatoría de tales simulacros de asambleas han eliminado la voz del abolicionismo de sus documentos y argumentarios. 
  3. Finalmente han sido expulsadas con violencia del espacio público en el propio 8 de marzo, hasta el punto de que el cordón policial ha tenido que proteger a las militantes abolicionistas, hechos inéditos en una manifestación feminista. Han visto cómo rajaban con objetos cortantes la lona de su pancarta, han denunciado en comisaría golpes y puñetazos. Han sido arrastradas a empujones fuera de la calzada, increpadas con violencia, han visto destrozada una pancarta que decía “stop violencia machistas” a pisotones en el suelo. Y esto, en Madrid: hay ejemplos de violencia similar en Barcelona o Murcia. Todo ello está documentado, denunciado y televisado el 9 de marzo de 2020.
  4. En paralelo, han visto cómo se arengaba, con el micrófono de la organización, en la Puerta del Sol y ante mujeres y niñas, a la “revuelta puteril”, es decir, a la impunidad de la explotación sexual. Ese vídeo de la vergüenza también existe. Bajo la excusa de no tocar un tema que califican de controversia, este hecho mostró a las claras el fomento del regulacionismo de la explotación sexual de las mujeres.
  5. El fin último de esta agresividad, esta violencia y esta connivencia con el discurso del lobby pro-prostitución no es otro que silenciar la voz del abolicionismo en las calles de Madrid y en el feminismo. No es otro que confundir a la opinión pública, a las jóvenes militantes y a las miles de mujeres que, fuera del movimiento feminista organizado, acuden a las marchas del 8 de marzo con la idea de reivindicar sus legítimos derechos. 
  6. Por tanto, a día de hoy, cuando se prevén diferentes convocatorias en Madrid en los actos centrales del día de las mujeres, lo que diferencia a unas de otras no es otra cosa que su agenda de reivindicaciones. La del Movimiento Feminista de Madrid es la agenda feminista.

Una agenda que es la misma globalmente aunque no esté abierta por la misma página en todo el mundo. Hay reivindicaciones más urgentes y significativas alrededor de la idea de justicia para nuestro sexo en función del contexto sociopolítico. El feminismo es internacional y no puede dejar de mirar a Afganistán o a Ucrania, por citar solo dos zonas donde la inseguridad para la población civil, y con amenazas específicas contra las mujeres y niñas, es muy grave ahora mismo. Las feministas denuncian el blanqueo en los medios de la forma en la que los comprabebés se aprovechan de sus hermanas en el Este o en cualquier otro lugar. Les repugna ver cómo los depredadores sexuales se regodean públicamente en sus expectativas sobre la desgracia de las jóvenes en situaciones de conflicto. Rechazan la connivencia internacional con regímenes misóginos. Denuncian, igualmente, el negacionismo de ultraderecha con la violencia machista, una verdadera internacional reaccionaria contra los avances del feminismo y la igualdad. 

Junto a esta nota de prensa, se adjunta el documento completo del Manifiesto “El feminismo es abolicionista”, cuya lectura pública se hará al finalizar la manifestación del 8 de marzo, en la Plaza de España. Este documento contiene un argumentario coherente junto a las denuncias y las exigencias del feminismo en la Comunidad de Madrid.

Atenderemos a los medios de comunicación a partir de las 18.30h en Calle Gran Vía c/Clavel. 

Para más información: 

Ana de Blas  609 17 97 73

Lola Venegas 618 11 73 12

Beatriz García Alba 660 46 42 61

MOVIMIENTO FEMINISTA DE MADRID 

movimientofeministademadrid@gmail.com

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Las feministas ‘clásicas’ denuncian agresiones del movimiento ‘queer’ en la manifestación del 8-M

09/03/2020 | Eventos

FUENTE: EL MUNDO

Las abolicionistas han denunciado agresiones del movimiento feminista ‘queer’ como roturas de pancartas o empujones para expulsar a sus miembros de las manifestaciones.

Los enfrentamientos teóricos que desde hace un tiempo se viven en el seno del feminismo, que ha enfrentado a las activistas clásicas con las transfeministas, pasaron en este 8M de las palabras a los hechos.

En las redes sociales se vieron múltiples denuncias de asistentes a la manifestación, que acusaban a las transfeministas de agredir e intentar invisibilizar a las feministas clásicas, a las que llaman terfs. Mientras, las transfeministas acusan a las primeras de ser «transfóbicas».

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El feminismo exhibe su músculo movilizador pese al temor al coronavirus

09/03/2020 | Eventos

Fuente: EL PAÍS

Los motivos que alentaron las multitudinarias protestas feministas de los dos últimos años permanecen: violencia de género, brecha salarial, el trabajo no remunerado, la discriminación… Y la capacidad de movilización del feminismo también. Este domingo, en otro 8 de marzo, volvió a llenar las calles de muchas ciudades españolas, de Bilbao a Cádiz, pasando por Barcelona, Madrid o Valencia. Desde luego no logró la asistencia de 2018 y 2019, eso es evidente. En el ambiente de la protesta estaba el temor al contagio del coronavirus y la división del movimiento por las diferentes posiciones ante el colectivo transexual, que han creado una división entre el feminismo histórico y las nuevas generaciones, y han llegado incluso al seno del Gobierno, donde ha habido un choque grave por la ley de libertad sexual.

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Pese a todo, decenas de miles de personas volvieron a salir a la calle mostrando una vez más que el feminismo es, probablemente, el movimiento con mayor capacidad de movilización, sobre todo en España, que lidera la lucha por la igualdad con mucha más fuerza que otros países europeos, donde las marchas feministas no lograron suscitar ni de lejos la misma adhesión. De esa fuerza, que ahora ha emergido también en Latinoamérica, habla el hecho de que este año todos los partidos, menos Vox, acudieran. Hasta el PP, ausente en anteriores citas, participó, pese a sus tensiones internas. También estuvo Ciudadanos, que suele acudir, pero esta vez tuvo que abandonar la manifestación de Madrid por la hostilidad de algunos participantes.

El centro de Madrid volvió a protagonizar la manifestación más numerosa, con 120.000 asistentes, según la Delegación del Gobierno, que marcharon con el lema “Revuelta Feminista. Con derechos, sin barreras, feministas sin fronteras”. En Barcelona la Guardia Urbana cifró la asistencia en 50.000 personas frente a las 200.000 que calculó en 2019. En Bilbao, unas 52.000, según la Policía Local, cifra similar a las 60.000 de 2019, a las que se suman el millar de mujeres que han formado una cadena humana en Vitoria. En Sevilla, sin embargo, los datos ofrecían una disparidad mucho mayor: 16.000, en dos convocatorias distintas, frente a 50.000 un año antes.

En las manifestaciones hubo quien usó el coronavirus de Wuhan para dar fuerza a su reivindicación: “Mata más el machismo que el coronavirus”, se leía en varias pancartas en Madrid. “El patriarcado mata más que el coronavirus”, cantaban miles de manifestantes en la Gran Vía en Bilbao. En Valencia, Lola y su marido llevaban unas mascarillas subidas hasta la frente. “La llevamos en tono irónico. ¿Has leído lo que pone? Protégete contra el machismo”. Pero ella admitía que el temor al contagio había tenido su papel: “Sí, hay menos gente que otros años y yo creo que es por eso. Acabamos de hablar con una amiga nuestra y nos ha dicho que no viene porque tiene miedo a las aglomeraciones”. Las mismas respuestas podían encontrarse en Madrid.

“No estamos todas, faltan las asesinadas”. “No es un caso aislado, se llama patriarcado”. Los gritos tradicionales de las movilizaciones contra la violencia sexual se escuchaban en Madrid y ponían sobre la mesa esta lacra que sigue abierta en la sociedad española. Desde que empezó a elaborarse la estadística oficial en 2003, hay 1.047 mujeres muertas, 14 solo en lo que va de 2020.

“Estoy aquí para que las mujeres tengan las mismas condiciones salariales”, explicaba Rafa, un trabajador de Renfe que no pudo ir en 2019 pero que sí se había manifestado en años anteriores. Él se fijaba en una de esas discriminaciones cotidianas que se ven en las estadísticas: la brecha salarial, que fija la retribución por hora en un 13% menos para las mujeres si se toman los datos limpios y en tareas similares y crece hasta el 23% en cifras anuales brutas.

También la educación ha jugado un papel importante este año en la movilización feminista, más centrada en cosas concretas que en otros ejercicios. Lo explicaba antes de empezar la manifestación madrileña Ana Useros, una de las voceras de la Comisión 8-M: “Es la única manera de garantizar la libertad sexual de las mujeres y la diversidad”.

Sobre el fondo de esta reivindicación, aparece el veto parental que exige Vox en la educación. El partido de ultraderecha no tuvo este año el protagonismo del pasado. Aunque la formación de Santiago Abascal no había entrado entonces en las instituciones, acababa de irrumpir en la escena política con su influencia decisiva en Andalucía y su discurso hostil con el feminismo lo convirtió en objeto de muchos más ataques.

Lo que sí se notaba era la tensión que hay en el seno del movimiento feminista por la posición ante las reivindicaciones del colectivo transexual. “Mujeres con pene, mujeres con vagina. Hay muchas más mujeres de las que te imaginas”, clamaban los altavoces de la cabecera, dejando clara la posición de las organizadoras. “Nos parece fatal que nos separen. Es transfobia”, señalaban Sara, diseñadora, y Alexandra, periodista, ambas de 32 años.

Más allá de las polémicas, en la manifestación madrileña también se podía observar la diversidad del movimiento simplemente quedándose a un lado y viendo pasar la marcha con cierta atención. En ella se podían observar reivindicaciones medioambientales, antirracistas y abolicionistas con la prostitución, un grupo que por la mañana había convocado su propio acto ante el busto de la histórica sufragista española Clara Campoamor. En ese acto también se cargó contra los vientres del alquiler y la pornografía.

Con la información de Ignacio Zafra (Valencia), Alfonso Congostrina (Barcelona), Pedro Gorospe (Bilbao) y Margot Molina (Sevilla).

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8M abolicionista 2020

07/03/2020 | Eventos

Este año vamos a conmemorar esta importantísima fecha para las mujeres es dos actos:

CONCENTRACIÓN

El primero tendrá lugar a las 12:00h en la Plaza de los Guardias de Corps junto el busto de Clara Campoamor (frente al Cuartel de Conde Duque). Allí se leerá el manifiesto que aparece a continuación.

QUEDADA PARA LA MANIFESTACIÓN

A las 16h en Callao

MANIFIESTO POR LOS DERECHOS DE LAS MUJERES

Hoy, 8 de marzo de 2020, Día de las Mujeres, el Movimiento Feminista de Madrid

#8MAbolicionista y #Porlosderechosdelasmujeres

Violencias contra las mujeres y terrorismo machista

Exigimos el fin de la violencia contra nuestro sexo, porque no hay paz para las mujeres. No la hay con un comienzo de año negro, con 19 mujeres y una niña asesinadas en este país por el terrorismo machista. Si oficialmente se cuentan 1.046 asesinadas por violencia de género desde 2003, se esconde gran parte de la verdad: los feminicidios son casi el doble. Las cifras de víctimas repuntan desde 2017. Toda la dimensión del terror de estos crímenes ha de ser tenida en cuenta. Millones de mujeres en el mundo impulsan una ola de indignación contra la violencia, entre la resistencia y la furia de nuestras hermanas en América Latina. No es solo cuestión de Estado: es un grito global.

Desde 2013, el terror machista ha acabado en España con la vida de 35 niños y niñas y ha dejado en orfandad a otros 286. Demandamos que el reconocimiento a las familias de las víctimas se equipare al de otros terrorismos. No hay paz para nosotras cuando a la vez que honramos a las víctimas, se instala el negacionismo reaccionario: la extrema derecha ha declarado la guerra a las mujeres.

Justicia patriarcal

Esta es una lucha que apela a la conciencia de toda la sociedad. Exigimos acompañamiento y protección a las mujeres, formación de los agentes implicados, creación de juzgados especializados y unidades de valoración forense integral. La dispensa de la obligación de declarar contra su agresor es contraria a la lucha contra la violencia de género y deviene, en muchos casos, en impunidad. Más allá de los minutos de silencio, ¡basta ya de justicia patriarcal!

No haber sido capaz de proteger a las más de 200 mujeres que hoy estarían vivas tras dar la voz de alarma ante la justicia, es el mayor fracaso de nuestra democracia. Una gran mayoría de las asesinadas no llegó a denunciar nunca: no es fácil dar ese paso.

Es también una alerta de la desconfianza de las mujeres en un sistema que cuestiona su credibilidad. Si queremos salvar vidas, es urgente impulsar ya el título habilitante sin denuncia previa. Deben ponerse en marcha las medidas acordadas, porque es posible ayudar a muchas desde el cribado sanitario y los ayuntamientos. Exigimos transparencia para conocer el destino de los fondos de un Pacto de Estado contra la Violencia de Género que lleva ya dos años firmado. La custodia compartida impuesta, la nueva coordinación de parentalidad o el falso síndrome de alienación parental son estrategias de coacción y castigo a las mujeres que promueven sectores reaccionarios. El feminismo no va a consentir la expansión de sus mentiras.

Todas las violencias machistas son expresiones de una misma ideología de odio. El aumento de las denuncias por violación en un 49 % en el último trienio obliga a dar respuestas. En las 177 agresiones sexuales múltiples registradas desde 2016, se han identificado, al menos, 141 menores entre los agresores. Casi un 40 % de las víctimas era menor de edad. Hasta la Fiscalía General de Estado califica como “muy inquietante” el incremento de la violencia sexual entre los jóvenes. Sin el impulso feminista, no se habrían llevado al legislativo las reformas en marcha sobre libertades sexuales. Demandamos que la nueva ley elimine el requisito de la denuncia previa cuando hay evidencias de violencia sexual. Reclamamos los argumentos de la propuesta que rebaja las penas por agresión sexual. Hay que acabar con la cultura de la violación y con las manadas.

Industria del sexo

La prostitución debe ser reconocida como violencia machista. Es en sí misma un atentado contra la libertad y la integridad personal, toda vez que implica el sometimiento sexual de quien necesita dinero. La prostitución reafirma y perpetúa la desigualdad entre los sexos, pues tiene su raíz en el núcleo duro del patriarcado: la subordinación de la mujer al varón. Porque lo contrario de la abolición es la barbarie, el feminismo es abolicionista.

La industria sexual es hoy una multinacional del crimen. La captación se alimenta de la violencia, la marginación, el abuso infantil o la necesidad, mientras la demanda sigue esquivando el foco: las redes proxenetas mueven cohortes de mujeres y niñas desde países más pobres, para satisfacer a los varones de países más ricos. En la última década se registraron 51 asesinatos de mujeres en prostitución. La verdadera revuelta puteril la traen las voces de las supervivientes, que hablan de “campos de concentración”. Las especialistas alertan de secuelas muy graves. La vulnerabilidad de las jóvenes encuentra uno de sus exponentes en las menores tuteladas por el Estado, para las que exigimos el máximo nivel de protección.

El modelo nórdico reduce los daños, mientras la regularización en Alemania es un tremendo fracaso.

Ley abolicionista

Nuestro país, tercer destino mundial de turismo sexual, necesita una ley abolicionista de la prostitución. Una ley que no penalice a las mujeres, sino que les brinde alternativas económicas, formativas, de empleo, habitacionales o de cualquier índole. Que persiga al proxeneta y al tratante. Una ley que sancione la demanda de pago por violar, elevando hasta la línea de los derechos humanos lo que esta sociedad considera aceptable.

Denunciamos el cabildeo que ha llegado hasta la Universidad para hacer propaganda de la prostitución como una salida laboral para las estudiantes. Cuando un Estado legaliza la prostitución, se hace cómplice por sus tributos. Debemos dar nuestro ejemplo para avanzar hacia la abolición internacional.

Pornografía

Si la prostitución es violencia machista, el porno es su pedagogía. El capitalismo salvaje ha dejado el acceso libre de los más jóvenes a una pornografía que escala por la extrema violencia sexual. En sus grandes plataformas en internet se suben millones de videos por año: uno de los términos más buscados es “adolescente”.

Es hora de cerrar sitios web y responsabilizar a sus ejecutivos, de dejar de mirar para otro lado ante la pedofilia. Se necesita una apuesta por la coeducación, con una educación sexual para la igualdad, que no sea solo un complemento en el currículo escolar. La verdadera “teoría del porno” es la misoginia.

Vientres de Alquiler

La explotación sexual y la reproductiva comparten una profunda deshumanización. El alquiler de mujeres embarazadas para la compra venta de seres humanos es un atentado a la igualdad y a los derechos de filiación de madres e hijos. Nuestro ordenamiento debe tipificar explícitamente como delito esta práctica y considerar ilícita cualquier promoción de ella. Nuestras garantías deben incluir los “vientres de importación”, que sortean la ley, y derogar la Instrucción de 2010, sobre el régimen registral de la filiación, que nos instala en la ambigüedad legal.

Es inadmisible que desde los medios de comunicación se dé un tratamiento sesgado que normaliza la cosificación del alquiler de mujeres y la compra de bebés. Desde los medios se difunden también la hipersexualización de las niñas y la mercantilización sexual; en casos extremos, se rentabiliza el morbo amarillista sobre las víctimas. Si los medios de comunicación son una pieza clave para combatir el machismo, igualmente lo son para perpetuarlo. Su responsabilidad es ser garantes del derecho a la información, desde el principio de igualdad.

Aborto

Las feministas venimos de lejos, y han sido muchas las luchas por el derecho al aborto. Exigimos un derecho a la interrupción voluntaria del embarazo sin el acoso de la ultraderecha religiosa, revertir la contrarreforma que afecta a las jóvenes de 16 y 17 años más vulnerables, anticonceptivos de última generación gratuitos, y la garantía de las prestaciones en la sanidad pública.

 Sujeto político del feminismo

En verdad somos disidentes: lo somos contra los límites de una feminidad impuesta. Si no hay cerebros rosas ni azules, no hay juegos de niños o cosas de niñas. Nosotras somos abolicionistas del género. Es un pilar del feminismo acabar con esta construcción política que nos subordina como clase sexual. Millones de niñas en el mundo saben que ser mujer no es un sentimiento cuando mutilan sus genitales o se les impone sumisión bajo el velo patriarcal. No podemos diluirnos como sujeto político del feminismo ni permitir la implantación normativa de una neolengua que nos hace invisibles, que redacta “progenitor gestante” por “madre” en textos legales. El sexo es una realidad políticamente significativa y si no frenamos este borrado, la igualdad quedará entrampada en la diversidad.

Nosotras no estamos en conflicto con la libre expresión de la personalidad. Tampoco con la protección legítima de cualquier colectivo. Afirmamos que promulgar leyes de autoidentidad sexual, fusionada con el género, no sujeta a nada verificable salvo la voluntad de cada momento, es problemático para las mujeres. Tratar de imponernos silencio por ello es antidemocrático.

Legislar sin prever todas las derivadas podría dificultar las políticas para la paridad o contra la violencia sexual, desvirtuar espacios en los que la seguridad y la privacidad son importantes, especialmente para las más vulnerables. Perjudicaría, asimismo, la posibilidad de competiciones deportivas justas para mujeres y niñas.

Brecha salarial

Alcanzar la independencia económica que permita a todas una vida digna es imprescindible. La realidad sigue siendo que las mujeres estamos discriminadas en el ámbito laboral. La brecha salarial está en el 21,9% en el cómputo estatal, en la Comunidad de Madrid llega al 25,9%.

Las mujeres ganan al año casi 6.000 euros menos que los hombres. Tenemos la mayor parte de los contratos a tiempo parcial y una tasa de paro al menos tres puntos más alta que los varones. Somos el máximo exponente de la precariedad en nuestro país, porque el patriarcado y el capitalismo se aseguran de mantenernos con las peores condiciones laborales y con la carga casi en exclusiva de los cuidados y las tareas del hogar. Exigimos una ley de igualdad salarial, como herramienta para la negociación colectiva, mecanismos para que el empresariado cumpla la legislación vigente en esta materia, y que las administraciones autonómicas y locales implementen medidas de igualdad laboral.

Necesitamos políticas eficaces sobre corresponsabilidad y gestión pública, cuando los cuidados no pagados en España supondrían un 15 % del Producto Interior Bruto. Por si fuera poco, al concluir nuestra vida laboral, la brecha en las pensiones es incluso más profunda, de media un 35 % inferiores a las de los hombres. El reconocimiento como gananciales de las cotizaciones a la Seguridad Social reduciría la injusticia de la carga adicional de trabajo que realizan las mujeres para sus familias.

Feminización de la pobreza

El espejo de la pobreza en este país devuelve el rostro de una mujer. La mitad de las familias monomarentales se sitúa en ella, debido a la falta de legislación y protección por parte de los gobiernos. Si existe un colectivo precario en el empleo es el de las empleadas domésticas, para las que el Estado debe ratificar el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo. En su visita a España, el relator especial de Naciones Unidas las ha escuchado a ellas, a las mujeres gitanas en el umbral de la marginación o a las temporeras del campo, y ha dado un serio aviso sobre un sistema de protección roto.

Igualdad

El reconocimiento del talento de las mujeres también es hacer justicia. Vindicamos el valor de nuestra aportación al acervo común en la creación y el conocimiento. Es una gran misión de rescate colocar a las viejas maestras en las páginas de historia, abrir los cánones de la academia y verlas como referentes. Es preciso hacer cumplir la ley de igualdad, con la presencia equitativa de ambos sexos en los mandos públicos y privados.

El feminismo es abolicionista

Cada 8 de marzo y cada día del año, la vindicación de las mujeres se oirá en esta ciudad y en todo el mundo. El abolicionismo no es solo el camino por la consecución de una ley, al igual que el sufragismo no fue solo la lucha por la conquista del voto. Aquel fue un genuino movimiento de liberación encabezado por una vanguardia no siempre comprendida, y eso mismo ocurre, más de cien años después, con el movimiento abolicionista, que se rearma cada día.

Nosotras hoy debemos ser dignas herederas de esas voces, porque nosotras, las abolicionistas, somos las nuevas sufragistas. Por eso nos hemos convocado aquí, junto al recuerdo de la republicana Clara Campoamor. Ella era una de aquellas sufragistas y abolicionistas. El diario de sesiones del Congreso guarda cómo la misma diputada que había ganado el voto para las mujeres, hablaba de la quiebra ética para el Estado y de la crueldad de no proteger a aquellas jóvenes cuyos cuerpos eran tratados como una mercancía.

Nosotras no olvidamos. El eco de esas feministas republicanas está aquí porque aún somos la resistencia y alzamos nuestra voz para que viva la lucha de las mujeres.

Por eso nos hemos convocado aquí, junto al recuerdo de la republicana Clara Campoamor. Ella era una de aquellas sufragistas y abolicionistas. El diario de sesiones del Congreso guarda cómo la misma diputada que había ganado el voto para las mujeres, hablaba de la quiebra ética para el Estado y de la crueldad de no proteger a aquellas jóvenes cuyos cuerpos eran tratados como una mercancía.

Nosotras no olvidamos. El eco de esas feministas republicanas está aquí porque aún somos la resistencia y alzamos nuestra voz para que viva la lucha de las mujeres.

Manifiesto 8M Abolicionista

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«Lo que no es el sujeto político del feminismo es la diversidad»

05/03/2020 | Convocatoria de prensa

Fuente: EL MUNDO

En el feminismo histórico o radical (porque va a la raíz, no porque sea extremo) hay un fuerte malestar con tres leyes de Unidas Podemos. Las consideran una «aberración» y un «disparate» porque «invaden derechos de las mujeres y de los menores de edad». En el punto de mira están las dos anteproyectos de ley de derechos trans y LGTBI de la formación morada, así como el proyecto de Ley de Libertad Sexual del Ministerio de Igualdad, aprobado este martes en el Consejo de Ministros en medio de muchas discrepancias en el seno del Gobierno.

«Si las leyes trans hubieran existido en nuestra generación, cuando teníamos 12 años, ahora seríamos señores con bigote y barba y con una doble mastectomía, porque cuando nos preguntaban qué queríamos ser de mayores, siempre decíamos que queríamos ser chicos. Era más divertido ser un chico que una chica: ellos tenían el protagonismo y nuestros roles nos parecían ridículos. Nuestras madres nos hubieran hormonado y nos hubiéramos convertido en chicos», ha expresado este martes la filósofa Victoria Sendón, arremetiendo contra el concepto de «autodeterminación de género» (una persona es simplemente lo que se siente, sin que nadie tenga que certificarlo) que reivindican las teoríasqueer y que está plasmado en las leyes de Unidas Podemos.

«Lo que no es el sujeto político del feminismo es la diversidad. Hay movimientos que se quieren subir al carro del movimiento feminista, pero representan el 0,1% de la población. Lo LGTBI no implica necesariamente feminismo. Podemos lo ha puesto bajo el mismo epígrafe y ha sido un lío. No tenemos objetivos ni intereses comunes. Siempre hemos apoyado el movimiento trans y gay, pero no somos la misma cosa», ha añadido esta histórica feminista.

Elena Rabade, del Partido Feminista, ha advertido de los peligros para los menores de edad: «Están planteando algo muy grave, que es llegar al Registro Civil y decir hoy que eres mujer y mañana que eres hombre. Si hasta los 18 años no puedes votar o conducir, ¿cómo con una sola declaración un niño puede disponer sobre su cuerpo y su salud? Deberían poder intervenir los servicios sanitarios o el Ministerio Fiscal».

Amparo Ballesteros, de Nación Mujeres, ha recordado que países como Canadá o el Reino Unido han aprobado leyes donde «la simple declaración de una persona que se siente de un género que no es el suyo tiene validez a todos los efectos legales» y «los hombres trans ganan las competiciones femeninas, exigen ser vistos por ginecólogos sin ser operados, van a cárceles femeninas y entran en las mismas celdas que las mujeres, donde han cometido violaciones». «Es un escándalo para las mujeres, no queremos que España se arrepienta como en otros países, donde el lobby trans es importantísimo».

DOS MANIFIESTOS EN EL 8-M

Lo han dicho en una rueda de prensa convocada por el Movimiento Feminista de Madrid en el que se ha leído el manifiesto alternativo al de la Comisión 8M, las organizadores de la convocatoria, que discrepan con las feministas históricas en cuestiones como las teorías queer, la prostitución o los vientres de alquiler.

Esas discrepancias se han evidenciado en el manifiesto, que avisa: «No podemos diluirnos como sujeto político del feminismo ni permitir la implantación normativa de una neolengua que nos hace invisibles, que redacta ‘progenitor gestante’ por ‘madre’ en textos legales. El sexo es una realidad políticamente significativa y, si no frenamos este borrado, la igualdad quedará entrampada en la diversidad».

Estas feministas lamentan que el Gobierno no haya contado con ellas para hacer sus leyes. «No nos han incluido en los debates», ha indicado Lourdes Hernández, presidenta del Consejo de las Mujeres de Madrid. También insisten en que no están en contra de las personas transexuales ni tienen nada contra el movimiento LGTBI, al que históricamente han apoyado, pero defienden que «promulgar leyes de autoidentidad sexual, fusionada con el género, no sujetas a nada verificable salvo a la voluntad de cada momento, es problemático para las mujeres».

Y esto es lo que ocurre, aseguran, en las normas trans que prepara el Ministerio de Igualdad, pero también en el ya aprobado proyecto de ley del sólo sí es sí, donde, en el borrador inicial de Igualdad -que ha sido modificado- aparecían conceptos que «eliminan la categoría de sexo y lo sustituían por identidad de género», lo que implicaba, por ejemplo, «la tergiversación de datos estadísticos» y «se borra el principal factor de riesgo de una violación: ser mujer».

«NI EN CALLEJONES NI CON ALCOHOL»

«Exigimos una ley que se empape bien de lo que es la violencia sexual. El 80% de la violencia sexual no se produje en callejones oscuros ni en donde hay alcohol», hafeminis afirmado Sonia Lamas, de la Asociación de Asistencia a Mujeres Violadas, que pide «no dejarse enredar por conceptos rarunos y definiciones no sustentadas».

«Legislar sin prever todas las derivadas podría dificultar las políticas para la paridad o contra la violencia sexual, desvirtuar espacios en los que la seguridad y la privacidad son importantes, especialmente para los más vulnerables», alerta el manifiesto, que será leído el sábado por la mañana en un acto público en Madrid.

Lo han firmado más de una treintena de asociaciones y se ha presentado en el Consejo de las Mujeres de Madrid, al que pertenecen colectivos tan relevantes como los sindicatos UGT y CCOO, la Asociación de Mujeres Juristas Themis, la Federación de Mujeres Separadasy Divorciadas o Mujeres Progresistas. Sus puntos de vista van en la línea de las tesis de la ex diputada del PSOE Ángeles Álvarez, la filósofa Alicia Miyares, la miembro del Consejo de Estado Amelia Valcárcel.

La división entre este feminismo histórico, que se reivindica como «el mayoritario» y que tiene muchas jóvenes en sus militantes, y el llamado transfeminismo o feminismo queer , nacido al calor del 15-M y amparado por Unidas Podemos, es más intensa que nunca en vísperas del 8-M. Las primeras acusan a las segundas de ser «feministas de unicornio» y las segundas acusan a las primeras de ser unas terfs (feministas radicales transexcluyentes). El último episodio se ha saldado con la expulsión del Partido Feminista de IU por las críticas vertidas por su presidenta, Lidia Falcón, hacia las personas transgénero.

El manifiesto también es un toque de atención a Irene Montero cuando reivindica que «lo contrario de la abolición de la prostitución es la barbarie, el feminismo es abolicionista» y exigen al Gobierno que elabore «una ley abolicionista de la prostitución» porque «cuando un Estado legaliza la prostitución se hace cómplice por sus tributos». La ministra de Igualdad se declara abolicionista, pero las feministas le reprochan que «no haya hecho ningún gesto».

«La prostitución y la pornografía son las mayores expresiones de violencia sexual y no las han recogido en la ley», ha denunciado Victoria Sendón. «Es el Ministerio de Igualdad o de lo que sea. Menos bla bla ba y más hacer».

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