¡Qué bueno que volviste, Soledad Murillo!
No hay gato encerrado. Que quede claro desde el principio. Escribo estas líneas porque sí, porque estoy tan esperanzada como la mayoría del país, según las primeras encuestas, con el nuevo Gobierno de feministras –buen hallazgo lingüístico: gracias, Ana Pardo–, y por lo poquito que en estos cuatro días -hoy es lunes- ha dejado ver el Gobierno ya sea en gestos, en hechos o en declaraciones. Y en nombramientos.
¡Bienvenida de nuevo a casa, Soledad Murillo, como Secretaria de Estado de Igualdad! ¡Cuánto te hemos echado de menos! Recogiste la demanda social e impulsaste la Ley de Igualdad (2007), la ONU lleva consultándote en materia de Igualdad desde 1994, antes incluso de la conferencia de Beijing (1995); pusiste en marcha en la Universidad de Salamanca el primer doctorado en Género (1998), pues eres catedrática de Sociología en dicha universidad y tu tesis doctoral, en la Complutense, llevaba el título de: La división sexual de los espacios público, privado y doméstico (1993), declaración contundente sobre tu compromiso y dedicación vital. Vamos, que hay currículo.
«Hacer frente a la discriminación y explotación más antigua del planeta, la desigualdad y sometimiento de las mujeres, ¿no es acaso revolucionario?»
Pero es que además, ¡esta Secretaría es transversal!; no diseña «políticas específicas para mujeres» sino que promueve y vigila que las políticas de todos los ministerios, ya sea Empleo y contratación, Urbanismo, Sanidad, participación social, Ejército, reforma judicial, Educación, Cultura y Deportes… Se tracen con la adecuada perspectiva de género. Un reto exigente e inaplazable casi en 2020. Es tan ilusionante que, esta vez, todas y todos tendremos que luchar contra el fuego de la desigualdad, que nos atañe y nos quema, en cosas tan gordas como la brecha salarial, la violencia de género, la compra del cuerpo de las mujeres, el insistente modelo social patriarcal y misógino que se desparrama en toda nuestra vida diaria.
No soy una ilusa; sé que todavía tendremos que soportar hechos como el asesinato de la pequeña Laia, sentencias como la de La Manada y ese goteo de feminicidios casi todas las semanas. Pero me da que ahora el Pacto contra la Violencia y su dotación económica va a ser una realidad, y pronto. Espero además formación, mucha formación de género y de cultura general donde se incluye el discernir entre la verdad, la mentira, la discrepancia y la injuria. Lo digo, porque en estos tres días he oído demasiadas veces que este Gobierno de Sánchez ha hecho gestos para el PP, Ciudadanos, los nacionalistas y los poderosos, pero ninguno para la izquierda. ¡Caramba! Hacerle frente a la discriminación y explotación más antigua del planeta como es la desigualdad y sometimiento de las mujeres, ¿no es acaso revolucionario? ¿No es acaso un compromiso social la universalización del derecho a la Salud o la dignificación de los salarios de las trabajadoras de hostelería, que conocemos como kellys, o la lucha contra la pobreza y la desigualdad, como ya ha apuntado este Gobierno en el primer día de la semana de trabajo? Mucha formación hace falta.
«Anoche tuve un sueño: por fin se abría la Biblioteca de Mujeres, fundada en los ochenta»
También se está diciendo que este Gobierno es la respuesta al clamor del feminismo del último 8 de marzo. Si lo es, estupendo. Felicitaciones por haberlo pillado. Pero, la calle es el espacio natural de la ciudadanía, que otorga y/o denuncia. Hoy tocan felicitaciones. Mañana, ya se verá. Anoche tuve un sueño: por fin se abría la Biblioteca de Mujeres, fundada en los ochenta, cuyos libros están almacenados en trasteros oscuros del Instituto de la Mujer, y que este se reflotaba con la dignidad y funciones que merece. Así que, suerte, Murillo, y ya sabes: «¡Aquí estamos las feministas!».
Ya aprovecho para felicitar a Soledad Gallego Diaz por su nombramiento como directora de El País, ¡qué dos noticiones tuvimos el mismo día!