«A nuestros alumnos se les instruye mucho en matemáticas, y poco en la gestión de conflictos»

17 enero, 2018

En el último caso de mediación escolar que tuvo lugar el año pasado en el IES Juan de Herrera, de El Escorial (Madrid) las niñas implicadas tenían tan solo 12 y 13 años. «Los casos de conflicto escolar grave cada vez se ven antes», admite Sandra Cabrera, psicopedagoga y técnica del programa «Sensibilización a la mediación y resolución de conflictos en centros escolares» de Unión de Asociaciones Familiares (UNAF). «Todo había empezado por un comentario en el patio un año y medio atrás. Una no era consciente del daño que había hecho, y la otra estaba dolida profundamente, pero no habían tenido ocasión de volver a hablarlo», explica Eduardo Timón, jefe de departamento de Matemáticas del IES Juan de Herrera, y uno de los docentes implicados en el programa de convivencia escolar del centro.

Objetivo, el diálogo

El enfrentamiento latente entre las dos menores era tal que derivó en denuncias interpuestas por las dos familias, hasta que el instituto pidió a los padres que pararan temporalmente el proceso para intentar solucionarlo a través de la mediación. «Creamos un entorno adecuado para el diálogo. Se sentaron frente a frente, y solo con la disculpa de una de ellas, hubo una especie de click que hizo que la situación mejorara bastante. No es que sean mejores amigas, ni que esto resulte la panacea, pero sí que es verdad que la relación, de alguna forma, se pudo reparar», asegura.

Este fue uno de los cinco casos más graves vistos en el IESJuan de Herrera, pero lo habitual es que tanto en este instituto como en el resto de centros que se acogen a este sistema de resolución de conflictos se use esta herramienta para subsanar cuestiones de mera convivencia. «Nos llegan conflictos heredados del parque, de Instagram, malas miradas en el patio, o un empujón al bajar las escaleras cuando salen en tropel al patio… Pero un clásico es que vengan diciendo que un alumno ha dicho de ellos tal o cual cosa…», explica Trinidad Andrés, jefa del departamento de Filosofía del IES Pradolongo (de especial dificultad), y una de las coordinadoras del proyecto de mediación, que llevan aplicando desde hace más de veinte años.

En efecto, corrobora Eduardo Timón, «el rumor es un elemento que enturbia mucho la convivencia escolar y que, sin necesidad de que haya un origen claro, puede acabar en un caso de acoso o de bullying grave. Por eso es tan importante crear un clima de diálogo e intentar solucionar las cosas al principio».

Oportunidad educativa

Ese es, recalca Trinidad Andrés, el principal objetivo de la mediación. «El diálogo es la llave para todo. Lo importante es que los menores tengan la sensación de que pueden comunicarse con la otra parte sin necesidad de violencia. Desgraciadamente, nuestra sociedad está transmitiendo el mensaje contrario: con agresividad se resuelven las cosas, cuando es justo al revés. Somos conscientes de que vamos a contracorriente, pero ese es el objetivo del programa».

La mediación escolar es sin duda, asegura esta profesora de Filosofía, «una oportunidad educativa, que nosotros queremos aprovechar para enseñarles que se puede utilizar el conflicto como forma de aprendizaje. Creo que es de las cosas más importantes que el sistema educativo puede ofrecer».

De la misma opinión es Pedro Uruñuela, profesor experto en convivencia en centros educativos y presidente de la Asociación Convive, quien opina que no se entrena a los jóvenes para abordar los conflictos. «A nuestros estudiantes se les instruye mucho sobre matemáticas, pero no se les forma para que aprendan a gestionar los problemas de una forma adecuada».

De hecho, prosigue Sandra Cabrera, de UNAF, «los niños ven el conflicto como algo malo, no como una posibilidad de mejorar la situación. Siempre que les preguntas te responden que es algo que implica una pelea, un insulto, pegarse… Solo ven la parte violenta, pero no saben por qué han llegado ahí, cuál ha sido el motivo. Y siempre utilizan a un tercero, no para arreglar el asunto, sino para desahogarse».

Enseñar desde pequeños

La mejor manera de aprender a afrontar un conflicto en el aula es sensibilizarles desde que son pequeños, advierte Mari Luz Sánchez García-Arista, doctora en Psicología, y autora del libro «Gestión positiva de conflictos y mediación en contextos educativos» (Editorial Reus). Tras muchos años de estudio, el modelo que esta especialista propone se denomina «mediación educativa contextualizada», está vertebrado a lo largo de toda la etapa educativa y atiende a todos los integrantes del centro educativo, no solo al alumnado. «Todo el mundo se puede llevar una vivencia más positiva solo con aprender a usar el arma del diálogo y teniendo más empatía. Porque hablando se entiende la gente, aunque eso tan sabio y tan sencillo esté tan poco de moda hoy en día», apunta.

Esta propuesta da comienzo en infantil, con un programa de gestión emocional y reconocimiento de emociones. «Es tan fácil como abrir en una esquinita de la clase llamado el “rincón de convivencia”, o “de diálogo”, donde haya una silla con un cartel que simbolice la “boca” (habla) y otra la “oreja” (escucha activa), y vayan alternando los asientos y los papeles».

En Primaria lo ideal es implantar el programa de gestión de conflictos, «con la introducción de la “silla del amigo”, destinada a un tercero neutral que va a ejercer de mediador y va a darles el turno de palabra. Son los inicios de la mediación». Más adelante se aplica el programa de habilidades sociales y de comunicación eficaz, que ya supone, apunta Sánchez García-Arista, una formación estructural. «Todo esto es preventivo, y muy útil en casos que pueden derivar en bullying, pero en realidad lo que se consigue es transformar la cultura del centro y mejorar cada vez más el clima de convivencia», asegura.

«En general funciona –apostilla Eduardo Timón, del IES Juan de Herrera– y, desde luego, si no resuelve del todo el problema, lo que no hace jamás es empeorarlo. Mi consejo a otros centros es que merece la pena intentarlo y acercarse a entidades como UNAF a informarse al respecto».

Transformar la sociedad

La realidad es que, a día de hoy, la mediación en general, y la educativa en particular, sigue siendo una gran desconocida, concluye Ana María Pérez del Campo, fundadora e impulsora de este servicio gratuito en UNAF, «pero es una herramienta que enseña una nueva manera de relacionarse también cuando son mayores en otros contextos (familia, pareja, ocio, trabajo…). Porque este sistema les hace comprender que los problemas estarán presentes a lo largo de toda su vida, y les ayuda a aprender las claves para afrontarlos adecuadamente. La mediación transforma la sociedad».