Entrevista a Ana María Pérez del Campo: «El feminismo no puede conocer el miedo, porque si lo conoce no hace nada»

31 mayo, 2016

Ana María Pérez del Campo Noriega nació en Madrid, en 1936 y ha dedicado y volcado su vida al activismo feminista, en el que milita desde 1962. Desde entonces ha sido presidenta de la Asociación de Mujeres Separadas y Divorciadas y ha liderado la Federación que lleva el mismo nombre, también de ámbito nacional. Así mismo ha presidido la Unión Nacional de Organizaciones Familiares (1988-1998), ha formado parte de equipos docentes en másters y posgrados de la UNED y del Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense de Madrid y es vocal del Observatorio de la Violencia contra la Mujer (Ministerio de Igualdad) desde su creación.

 Muy influenciada por su experiencia personal y los nueve años de litigio que tuvo sobrellevar para  1963, en el contexto de una sociedad aún sumida en pleno franquismo. En 1974 comenzaron a ofrecer asesoría jurídica gratuita a las mujeres, que era dirigida por Ana María pues es Diplomada en la especialidad de Derecho Matrimonial y Práctica Procesal por la Universidad Pontificia de Comillas. Constataron entonces la realidad de violencia a la que estas mujeres se enfrentaban, y fue así como comenzó el gabinete de atención psicológica para las víctimas de malos tratos. Combatir la violencia machista ha sido desde el inicio una de las principales luchas de Ana María y de la Asociación.

 Más adelante participó en la elaboración del borrador de la Ley de Divorcio que se aprobó en 1981 y la Asociación cambió su nombre para pasar a ser la “Asociación de Mujeres Separadas y Divorciadas”, como se ha mantenido hasta ahora.

 A sus ochenta y un años Ana María es todo un ejemplo a seguir, continúa haciendo su labor en la asesoría jurídica a diario y no ceja en su empeño de cambiar un sistema que enajena a las mujeres apartándolas del lugar que les corresponde dentro del ámbito social pues, como ella misma nos despidió, “las feministas unidas jamás serán vencidas”.

 PREGUNTA: Usted lleva luchando por los derechos de la mujer desde hace casi medio siglo. ¿Podría contarnos cuál era la situación de la mujer en España cuando usted empezó su militancia?  

 RESPUESTA: En aquella época, la gran mayoría de mujeres eran amas de casa, entre otras cosas porque el dictador prohibía a las mujeres trabajar en el momento en que se casaban. Es decir, cuanto te casabas te daban “la dote” y te tenías que ir a casa. Tú te habías casado para eso, para estar en casa, tener hijos y cuidar de todos.

 Entonces, las mujeres nos casábamos muy jóvenes. Yo me casé a los veinte años y a los veinticinco años, con dos hijos y un tercero en camino, me di cuenta de que no aguantaba más a mi marido… Y no había ley de divorcio. En la dictadura, las mujeres no teníamos derechos, no ostentábamos la patria potestad sobre los hijos, que era única y exclusiva para los padres. Tampoco éramos administradoras de nuestros bienes (ni los gananciales ni los privativos).

 Suponte que yo era una mujer rica, mi dinero lo administraba mi marido, se lo jugaba y al final te dejaba con una mano delante y otra detrás. No podías trabajar y además existía la “licencia marital”, que hacía que tuvieras que pedir autorización a tu marido para todo: abrir una cuenta en un banco, salir de viaje, cambiar al niño de colegio, etc., excepto si pedías la separación. No había divorcio porque vivíamos en la católica España en la que todo era pecado, sobre todo si lo hacía una mujer.

P: Usted menciona que vivían en “la católica España”. ¿Puede hablarnos más de la España de entonces?

R: Había mucha discriminación incluso en el Código Penal. Por ejemplo, había dos tipos de delitos: por un lado estaba el adulterio, que consistía en que la mujer yaciera una sola vez con varón distinto a su marido y, por otro lado, el amancebamiento, que era para el hombre. El amancebamiento consistía en mantener a otra mujer distinta de su esposa dentro del hogar o notoriamente fuera (es decir que todo el mundo lo supiera). En ese caso sí que lo contemplaba el Código Penal para el hombre, mientras que la mujer con una sola vez ya tenía cárcel.

 Vosotras sois afortunadas de no haber vivido una dictadura. De nosotras se ocupaba la sección femenina de la Falange y las JONS. Nos enseñaban a bordar, por ejemplo. Pero es que en el colegio las materias que dábamos las niñas no eran las mismas que la de los niños. Nosotras teníamos una materia específica que era “Labores”. Ahí te enseñaban a hacer un buen zurcido, una vainica, un bordado de velos… Ese tipo de cosas.

 Bueno, aquello era un horror y algunas empezamos a plantearnos qué pecado tan grande habríamos cometido para tener que pagarlo tan caro. Entonces, empezamos a hacer una crítica de pensamiento sobre aquello que nos transmitían como propio. Nosotras éramos diferentes a ellos simplemente por tener el sexo femenino y ellos el masculino. Al masculino le correspondía el poder y al femenino la obediencia.

 »Tenéis que entender que vosotras mandáis en vuestra vida y decidís sobre vuestra propia vida. Estáis con alguien si queréis, y si no queréis no estáis. El amor romántico es una trampa.»

 Yo empecé a estudiar por mi cuenta y riesgo cuestiones como la biología y de lo primero de lo que me di cuenta es de que de clavícula para arriba somos iguales. Y que se funciona con la cabeza y no con el sexo. Por lo tanto, las mujeres podíamos estudiar, hacer carreras y muchas otras cosas igual que ellos. Lo que pasa es que los hombres no querían y se aferraban a la disparidad de sexos para decir que “la mujer es madre por excelencia”.

  cuestión es que la maternidad no es el valor esencial de la mujer. No hay una obligación a tener hijos. Una mujer puede tener la opción y el deseo de tenerlos o tener la firme decisión de no tenerlos.

 Por aquel entonces lo de la maternidad era el leitmotiv de la vida de las mujeres y todo lo que ello conlleva. El dictador incluso creó un “Premio a la Maternidad” que daba una vez al año. Así, las mujeres se convirtieron en úteros vivientes y tenían hasta dieciocho hijos.

 

P: Usted ha dicho que a los veinticinco años decidió separarse de su marido, ¿cómo era por entonces el proceso de separación?

R: Yo me separé pero tuve un pleito que duró nueve años. La competencia en materia de separación estaba atribuida a los Tribunales de la Iglesia. Este consideraba que cuanto más tardara, más posibilidades había de que la mujer volviese con su marido.

 La materia civil (que tenía que ver con la atribución de la custodia de los hijos, las pensiones, etc.) era como la Inquisición: la Iglesia condenaba y el brazo secular ejecutaba. A partir del año 1939, cuando los sublevados (que habían dado un golpe de Estado) ganan la guerra, una cuestión tan importante como es la separación vuelve a depender de la Iglesia.

Normalmente, daban la custodia de los hijos a las madres porque los hombres no los querían. Y aunque los quisieran daba igual, porque los Tribunales de la Iglesia estaban convencidos de que la manera de retener a las mujeres en casa era tenerlas de cuidadoras de niños, ancianos y enfermos. Por tanto, no solía haber discusión sobre los niños.

 «Hay mucho interés en que no se sepa qué es el feminismo»

 Tened en cuenta que cuando te dan la custodia de un niño, no te están “regalando una finca”, te están dando un trabajo que te coge absolutamente todos los días y todas las horas, además de una responsabilidad que te afecta de forma muy directa porque es tu hijo y es, por lo tanto, una preocupación permanente. Lo digo porque ahora, estos hombres tan maravillosos que tenemos dicen como si fuese un privilegio “ella se queda con los hijos y con la casa”. No, ellas se quedan con los hijos, que es una gran responsabilidad, y se quedan temporalmente con la casa.

P: ¿Qué consejo les daría a las mujeres y chicas actualmente para tener relaciones de pareja más sanas?

R: El problema es el “amor romántico”, que consiste en pensar que mi felicidad será cuando me case con el hombre de mi vida, o cuando viva con el hombre de mi vida. Pues no, chicas, de verdad que no. Puedes aspirar como mucho a compartir tu vida con alguien que tenga los mismos criterios de vida que tú, o que al menos no sean muy dispares. Tenéis que entender que vosotras mandáis en vuestra vida y decidís sobre vuestra propia vida. Estáis con alguien si queréis, y si no queréis no estáis. El amor romántico es una trampa. Se puede tener amor toda la vida pero no el romántico.

P: Hoy en día sigue habiendo mucha desinformación sobre el término “feminismo”, pero ¿qué es realmente?

 R: El feminismo es una ideología que lucha por la igualdad de derechos y la emancipación de la mujer y esa lucha ha conocido varias oleadas.

La primera oleada se produjo durante la Revolución Francesa, que fue iniciada por la clase burguesa. Las mujeres burguesas francesas eran unas mujeres que pensaron mucho, tenían muchos conocimientos y eran conscientes de su situación, como por ejemplo Olimpia de Gouges. Las mujeres entendieron que “igualdad, legalidad y fraternidad” era el grito revolucionario de ciudadanos y ciudadanas francesas. De hecho fueron mujeres quienes encabezaron la entrada a la Toma de la Bastilla y las que acabarían más tarde con el Código napoleónico.

La segunda oleada importante es cuando llegan las sufragistas pidiendo el voto. Piensan que si tienen el voto ya lo han conseguido todo.
Finalmente, la tercera ola es la que hemos dado cada una en nuestro país intentando que las mujeres lleguen a no sufrir discriminación por razón de sexo, por el hecho de ser mujer.

 Sin embargo a día de hoy hay muchos hombres y muchas mujeres que dicen: “yo no soy feminista porque yo tampoco acepto el machismo”. Pero ¿qué me estás contando? ¿Me estás comparando feminismo y machismo? Hay mucho interés en que no se sepa qué es el feminismo…

 

 

P: ¿Cuáles son los principios por los que aboga el feminismo? ¿En qué se fundamenta?

El feminismo plantea la necesidad de que exista un reconocimiento de derechos con independencia del sexo al que se pertenezca, porque el género humano está compuesto por hombres y mujeres.

 El feminismo se plantea que la esencia del tratamiento de la humanidad es la igualdad. Si no hay igualdad no hay posibilidad de que desaparezca el poder dominante masculino.

Hay una cosa que es importante que sepáis: vosotras creéis que ya está todo bien, que podéis hacer lo que queráis y que sois iguales que ellos… y que como yo tengo ochenta años me creo que las cosas son como en mi época. Despierta bella durmiente, no. Vosotras podéis estudiar porque nosotras peleamos para  que estudiárais, pero no hemos conseguido la igualdad ni de lejos. ¿Me queréis decir cuántas catedráticas hay? ¿Me queréis decir cuántas directoras de prensa hay? ¿Cuántas mujeres están en la Real Academia de la Lengua?

 »El feminismo plantea la necesidad de que exista un reconocimiento de derechos con independencia del sexo al que se pertenezca, porque el género humano está compuesto por hombres y mujeres»

 Yo, no me considero liberada mientras que una compañera mía no lo esté. Por tanto, todo lo que discrimine en mayor o menor escala es un objetivo a combatir para conseguir esa igualdad. No quiere decir que queramos ser idénticos. Yo cuando estaba defendiendo esto hace muchos años, un periodista me preguntó: “¿Entonces vais a hacer también el servicio militar?” Y yo le dije: “nosotras no hacemos tonterías”. Además es que nunca lo hemos pedido ni estamos a favor del servicio militar. La guerra es cosa de hombres porque las mujeres no estamos metidas en esta historia de la resolución de conflictos por la fuerza y la irracionalidad.

 El feminismo es totalmente enemigo de la discriminación, por eso la Constitución en su artículo 14 la prohíbe. Hablar de género humano es hablar de principios y de igualdad pero sin confundir. Los hombres, por confundir, argumentan que no somos idénticos… Es que no tiene nada que ver con ser idénticos, pero sí con pedir la igualdad de oportunidades.

P: Usted fundó la Asociación de Mujeres Separadas en 1973. ¿Cómo surge? ¿Existían otras asociaciones de mujeres en aquel momento?

R: En 1973 no había más que dos asociaciones: Las “Viudas de Guerra” del bando nacional, y las llamadas “Amas de Casa”, que eran todas las demás. Nuestra federación nace primero como asociación de mujeres separadas, ya que aún no estaba legalizado el divorcio y cuando todavía no se había muerto Franco y seguía vigente el régimen dictatorial.

 Durante el régimen de Franco nos encerramos en las iglesias, nos metimos en los juzgados, hicimos caceroladas, hacíamos panfletos a mano para embuzonar. Intentábamos que las mujeres se dieran cuenta de que la vida no era lo que ellas pensaban.

La Federación nace para todas estas mujeres. Muchas de ellas ya estaban separadas por el procedimiento del “ahí te quedas”, que era que el marido se marchaba a por tabaco y no volvía o sencillamente porque ellas lograban fugarse de casa. Nosotras montamos una asesoría jurídica que llevaba yo y conseguimos que una psicóloga viniera para poder atender a las mujeres.

«Las mujeres hicimos mucho en la lucha contra la dictadura y en la lucha para conseguir unas leyes equiparables»

 Lo primero que tuvimos que hacer fue trabajar con las mujeres y lo segundo, involucrarnos en la lucha para derrocar la dictadura. Os lo digo porque si buscáis, nosotras no hicimos nada. En su libro “La Transición”, la periodista Victoria Prego se olvidó de hablar de todo lo que hicimos las mujeres.

 Las mujeres hicimos mucho en la lucha contra la dictadura y en la lucha para conseguir unas leyes equiparables, entre ellas la Ley del Divorcio o plantearnos reformas parciales del Código Civil y del Código Penal para que dejaran de existir cosas como el adulterio, el concubinato, etc.

 Ahora tenemos una “Ley de Igualdad Efectiva”, no obstante, no existe un “Código Penal Efectivo”, ya que si hay una pena habrá que aplicarla, ¿no? Parece que con La ley de Igualdad, se puede hacer o no hacer que sea efectiva. Por tanto, no hay una verdadera igualdad, sino un maquillaje de igualdad. La verdadera igualdad no existe todavía. Vosotras que vais a continuar lo que hemos hecho las feministas, constatareis en vuestra vida que lo que estoy diciendo es verdad. Lo importante es que tengamos gente que siga nuestra lucha, que va de siglos.

P: Hablando de legislación, ¿cómo valoraría la Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, tras una década desde su entrada en vigor? ¿Cree que ha sido eficaz? ¿Qué habría que mejorar?

R: En la redacción de esa ley participamos nosotras y yo no tocaría nada. La ley no tiene problemas, los problemas están en cómo se imparte la justicia en nuestro país.

 Aplicar la justicia significa interpretar la normativa legal y es ahí donde aparecen los fallos porque los jueces, aunque de forma unánime defienden la independencia, lo que no pueden defender es que no tengan ideología. Todos los jueces y juezas tienen ideología, sin ideología es difícil vivir.

 Desde el principio, se ha estado diciendo que las mujeres denunciaban en falso. Las mujeres no denuncian en falso, lo que hacen es que no denuncian porque tienen miedo. Las juezas y los jueces, salvo honrosas excepciones, maltratan a las mujeres en los estrados en muchas ocasiones. Hay que tener en cuenta que nadie va a un Juzgado tranquila.

La ley contempló la especialización de los Juzgados de Violencia de Género, pero esa especialización se quedó reducida a que los jueces tramitarían las denuncias y las órdenes de alejamiento para que otro juzgado superior juzgara el delito. Lo que ocurrió fue que las vacantes para los primeros Juzgados de Violencia de Género se abrieron y las pudo pedir el juez que quiso. No estaban formados y siguen sin estar formados en violencia de género. De hecho, las Naciones Unidas emitió un informe donde se pronunció a raíz del caso de Ángela Carreño, diciéndole al Gobierno de España que los jueces tienen obligatoriamente que formarse en violencia de género.

 «Las mujeres no denuncian en falso, lo que hacen es que no denuncian porque tienen miedo»

 La violencia de género es una materia muy compleja que hay que estudiar bastante para saber lo que es y para entender que hay muchos tipos. Con la que más fácil es obtener una condena es la violencia física, pero también existe la violencia psicológica, económica o sexual que destruye mucho más que un puñetazo.

 En la asociación, por ejemplo, nos encontrarnos con que vienen a pedir ayuda jurídica y psicológica mujeres de perfiles muy variados, con más o menos estudios, con mejor o peor salud, etc., y a cada una de ellas hay que ayudarla mucho, pero a cada una de forma distinta porque ningún caso es igual. Por tanto, es muy importante tener un gran conocimiento de lo que hay que hacer y de cómo atender a cada mujer.

 Por eso, en la violencia de género, no hay una mujer maltratada igual a otra y no hay una varita mágica para solucionar por igual todos los casos. Pero hay que formar a los profesionales para que sepan cómo tienen que hacerlo.

P: Numerosas asociaciones de mujeres, incluida la suya se han manifestado en reiteradas ocasiones en contra del Anteproyecto de Ley sobre el ejercicio de la Corresponsabilidad Parental en casos de nulidad, separación o divorcio, también conocida como la “custodia compartida impuesta”. ¿Podría explicarnos exactamente en qué consiste dicho Anteproyecto y por qué razones lo rechazan?

R: En primer lugar, es falso que la custodia sea compartida, se le llama así cuando en realidad es una custodia repartida. Es imposible compartir la custodia de un niño cuando cada padre está por su lado, compartir no es eso. Se debería compartir la custodia de los hijos durante la convivencia conyugal, pero en el momento en que esa convivencia se rompe y cada uno de los padres se va a vivir por su lado y los hijos pasan una semana con uno y otra semana con otro, eso es una custodia repartida.

Los niños necesitan una rutina como base para la configuración de su identidad y como algo que les da seguridad. Los niños adquieren su identidad personal cuando son pequeños a través de la formación que reciben de las personas más próximas, que en primer lugar son la familia y en segundo, el entorno social. No es lo mismo un entorno social tranquilo que uno en el que hay gritos diariamente. Un entorno social conflictivo impide que el niño obtenga una identidad que le permita tener seguridad en sí mismo y, si no la tiene, trampeará por la vida.

 

 El Anteproyecto de la custodia compartida impuesta suponía que, quisieras o no quisieras, el niño tendría que estar siete días con el padre y siete días con la madre. El Ministro de Justicia iba a aprobarlo y nosotras lo paralizamos porque era una locura.  Ésa es una de las funciones clave que tenemos las ONGs.

 Yo por ejemplo, he visto desde la Transición a todos los Ministros de Justicia menos a Gallardón. El Ministro actual, Rafael Catalá, intentó escabullirse, así que le mandé una carta que iba a hacer llegar a la prensa y finalmente me recibió dos días después.

El feminismo no puede conocer el miedo, porque si lo conoce no hace nada. A mi me han puesto 8 querellas y no han ganado ninguna.

 Ahora me acaba de poner una un sinvergüenza de las “asociaciones de violentos”, que ya es lo más divertido del mundo. Yo fui al Congreso, y la diputada socialista Carmen Montón preguntó al Ministro de Justicia que cómo era posible que a un maltratador se le estuviera dando la custodia compartida, algo que el Ministro negó que ocurriera. Así que me levanté y grité “¡Eso es mentira!”, porque veo sentencias de custodia compartida a maltratadores todos los días. Porque una cosa es lo que dice la ley, y otra es la interpretación que de la ley hace el juez.

 Vosotras tenéis que coger la bandera del feminismo que y yo y otras que vayamos desapareciendo dejaremos. El feminismo siempre se ha producido por oledadas, pero estamos otra vez yendo para atrás.

 «Es falso que la custodia sea compartida, se le llama así cuando en realidad es una custodia repartida. Es imposible compartir la custodia de un niño cuando cada padre está por su lado, compartir no es eso»

P: ¿En qué aspectos?

En que en este momento de crisis económica, el paro está constituido mayoritariamente por mujeres. En que la brecha salarial es alarmante. Las mujeres hemos sido las menos responsables de que se haya producido una crisis económica, y las que más lo estamos pagando.

 Por otro lado, Save The Children habla de 700.000 niños que pasan hambre, aquí en España. Estos 700.000 niños pertenecen a familias monoparentales, mujeres separadas o divorciadas o madres solteras. Aquellas personas que tienen menos garantizado que sus derecho sean inamovibles, son las que más van a sufrir con los vaivenes que se producen con la crisis económica. La crisis económica llega porque está mandando la banca.

 La clase media ha dejado de serlo en 3,8 millones de familias que se han convertido en clase baja. Estos temas los ha tratado el programa “El Intermedio”, de la Sexta y es importante verlo, porque han tenido que convertir un programa de humor en una especie de Informe Semanal y va dando datos.

 Os lo digo de verdad, si yo tuviera vuestra edad me iba del país. Acabada la carrera y me iba para coger fuerza y volver, pero me iba. Está diciendo Rajoy que hay menos gente en el paro claro, ¡porque se han ido a montones!

 «El PP es lo que es, pero idiota no. No se les ocurre decir que van a cerrar el Instituto de la Mujer o el Observatorio Estatal de la Violencia de Género, sino que simplemente los están dejando inoperantes»

 También se ha producido otro retroceso muy importante en los organismos públicos claves para impulsar el feminismo, como el Instituto de la Mujer o el Observatorio Estatal de la Violencia de Género.

 El PP es lo que es, pero idiota no. Ha hecho un movimiento muy hábil, porque no se les ocurre decir que van a cerrar estos organismos, sino que simplemente los están dejando inoperantes.

 Esta mañana he estado en el Instituto de la Mujer y he bronqueado a la directora del Instituto. El instituto está muerto, tan muerto que han quitado hasta la cafetería que es lo último que se quita. Toda la biblioteca del Instituto la ha recogido la UCM porque el Instituto de la Mujer quiso trasladarla a alguna sitio y se la daba al que la hubiera pedido. En el instituto hoy no se hace nada. Yo he tardado tres meses en conseguir una reunión con esa mujer, y en un año y medio no se ha reunido con ninguna organización de mujeres. Esta gente está dejando morir estos organismos importantes. Están velando un cadáver.

 Y el Observatorio Estatal de la Violencia de Género se va a reunir ahora a instancia mía, porque les dije que si no me iba a la prensa. El PP no va a decir que va a cerrar el Observatorio, lo va a cerrar haciéndolo inoperante.

 

P: Aprovechando que volvemos a estar en campaña electoral, ¿cómo calificaría la propuesta de Ciudadanos de eliminar el agravante en el caso de lesiones en violencia de género? ¿Confunden igualdad con igualitarismo? ¿Mezclar violencia de género con violencia doméstica es, en su opinión, fruto de la ignorancia, o de una intención clara?

R: Rivera es un ególatra, por lo tanto no es que no sepa, sino que sabe lo que quiere y desde luego lo que no quiere es favorecer a las mujeres, sino favorecer al gran empresario.

Votar a la derecha significa votar a la disparidad de clases sociales y el feminismo no entiende de clases. Para el feminismo el hombre y la mujer son seres humanos y no hay que discriminarlos sino hacer un reparto equitativo de la riqueza. Y precisamente eso es lo que no quiere hacer Rivera, ni tampoco Rajoy, que se diferencian por una cuestión de edad más que por una cuestión de pensamiento.

Fuente: Ágora Revista