Democracia, igualdad y educación para la ciudadana
En una situación como la actual en la que una crisis económica de dimensiones imprevisibles azota a la mayor parte del planeta, vamos a detenernos reduciendo nuestro razonamiento a las circunstancias que afectan a la España democrática del momento, poniendo el énfasis con realismo y veracidad en la sin razón del engaño falazmente dogmático que ha arrastrado al desastre a una mayoría ciudadana, que de haber cometido algún error habría sido el de conceder una inmerecida confianza a sus actuales gobernantes.
La democracia no consiste, como algunos pretenden, en llevar a la práctica la representación de un pueblo que vota cada cuatro años.
El concepto democrático exige para ser considerado como tal, representatividad y participación ciudadana efectiva; el incumplimiento programático partidista y la ausencia de la verdad resultan incompatibles en un sistema político democrático.
En cambio en los regímenes dictatoriales, se hace imprescindible la persecución hasta la extinción de las organizaciones ciudadanas porque de su inexistencia depende la subsistencia del régimen autoritario. Un pueblo silencioso es el caldo de cultivo más efectivo para arruinar cualquier sistema democrático. Experiencia no nos falta, tras la interminable dictadura franquista.
En contraposición una democracia autentica ni puede alejarse del pueblo que pretende representar, ni prescindir de la participación de la sociedad civil organizada o de los sindicatos la una y los otros – se quiera o no – constituyen agentes de la interlocución social entre las representantes y los representados. Se trata de estructuras insustituibles en el andamiaje democrático.
El tiempo transcurrido desde la aprobación de la Carta Magna ha facilitado quizá un equivocado profesionalismo de ciertos políticos contribuyendo cada vez más al distanciamiento del pueblo elector colocando al sistema democrático en las arriesgadas vías de la degradación.
Olvidarse o desdeñar que un sistema democrático debe ser no solo representativo sino también participativo y que esa participación actualmente brilla por su ausencia denota una irresponsabilidad politica que puede conducir a consecuencias perniciosas para la población ciudadana. La cita de los y las investigadoras e investigadores que a continuación recogemos no puede ser mas clarificadora 1 “difícilmente cabe avanzar hacia esa sociedad de individuos libres e iguales que postula como meta la utopia liberal, con el único apoyo de esas dos instituciones jerarquizadas como son los partidos políticos y las empresas. La experiencia –prosigue- denota que la medida que se simplifica al tejido social, generando un desierto solo poblado por individuos empresas y partidos políticos la batalla contra el despotismo está perdida de antemano”.
La democracia resulta una pretensión inadecuada cuando se reduce a modificar el discurso teórico, sin cambiar los contenidos del patriarcalismo que aun subsiste. Como la desigualdad germen de toda discriminación empezando por la escisión biológica de los sexos, cuyo fundamento da lugar a la creación de la subsiguiente trasmisión cultural de los estereotipos de género, fundamento del mito a favor del poder dominante masculino; un poder universal e imperturbable que define los designios de la mujer, ocupe ésta el lugar que ocupe en la sociedad, no pasa de ser una acompañante necesaria, lo que Celia Amorós ha definido “ como el masculino es universal y el universal es masculino, simplemente no queda espacio para las mujeres”.
Así cuando esta realidad se mantiene hasta nuestros días, denominar democracia a ese burdo equivoco plagado de déficit en el andar y desandar de los principios y los derechos sin consolidar los cambios y por tanto sin transformar definitivamente la sociedad arrumbando el patriarcalismo que a día de hoy mantiene su representación en el seno de la Social Democracia de manera inequívoca a través del Neoliberalismo, no pasa de ser un simple espejismo.
La igualdad interpretada en términos reales representa la concesión de oportunidades que brinda la equidad en la justicia como parte inseparable de los derechos humanos. De la ausencia del principio de igualdad nace la discriminación y de ésta la privación de la libertad. Ser iguales no equivale a ser idénticos la realidad demuestra inequívocamente que no hay un ser humano en ninguno de ambos sexos idéntico a otro, ni tampoco que el principio de igualdad de oportunidades lo pretenda. Lo que se persigue es la justicia social para la especie humana sin guetos raciales ni clases sociales que justifiquen la privación de oportunidades para todas y todos.
Pero ante todo la práctica efectiva de la igualdad demuestra que cuanto menor es el grado de la misma mayor será el ejercicio de la violencia sexista y la perdida de libertad de las mujeres. La inexistencia de la igualdad lleva consigo el férreo control de éstas, su temor a extralimitarse, el sometimiento sin excepciones en lo personal y en las ideas que marca nuestra propia identidad. Somos el otro queriendo ser nosotras mismas lo que nos hace vulnerables a pesar de nuestros anhelos de individualidad. Somos por imposición del mundo de los hombres lo que estos decidieron que fuéramos a través de la distribución con que arbitraron la organización social al alcanzar la civilización.
La mujer no pudo entonces conservar siquiera la dignidad de una elección propia, lo más grave, corresponde a la pérdida de la consciencia respecto de la vulnerabilidad en la que la mujer queda sumergida a través de normas imperativas y de la contundencia de las ideas sobre las funciones o el papel que desde el poder se le impone, impidiendo hasta el presente aun cuando se pueda contar ahora con el acceso a la formación y al conocimiento superior de todas las disciplinas que se concitan en el saber, distinguir la evidencia de que seguimos estando al servicio de un poder social y político que nos continua discriminando.
Fruto de la desigualdad, es la vulnerabilidad entre la que destaca por su difícil desarraigo la discriminación sexista, la profesora de filosofía Rosa Cobo Media 2 con la claridad que le caracteriza, lo explica así; “La desigualdad entre niñas y niños y hombres y mujeres está tan arraigada en el imaginario colectivo y en el entramado social que se diría que pertenece al orden natural de las cosas. Y lo que aparece con el sello de lo natural es difícil de identificar conceptualmente y de desmontar políticamente.”
Por ese tortuoso camino retrocedemos a tiempos que hubiéramos querido sacar del dolor de nuestra experiencia, dónde todo un pueblo sufrió la desesperanza y la ignominia, en primer lugar las mujeres, como siempre que toca perder.
Finalmente puede confundirnos ahora el hecho de que pegada a la crisis económica financiera provocada en América y contagiada a Europa por la pésima gestión de banqueros y políticos, exista otra crisis de consecuencias ideológicas que nos arrastra a tiempos que creíamos periclitados. Ambas crisis sino despertamos las seguirán sufriendo como siempre las mujeres vulnerables y el pueblo que también lo es mayoritariamente. Mientras la minoría que disfruta de la opulencia económica aumenta sus fortunas beneficiándose en tiempos de crisis sin correr riesgos haciendo uso de paraísos fiscales. Las mujeres entre tanto vuelven a ocupar el primer lugar entre los pobres del mundo, hoy más que nunca la pobreza está feminizada y el desempleo femenino también.
Fdo. Ana Mª Pérez del Campo Noriega Fdo. Mª Ángeles Ruiz-Tagle Morales
Presidenta Federación Asociaciones Mujeres Presidenta Asociación “Consuelo Berges” de Mujeres Separadas y Divorciadas. Separadas y Divorciadas
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Tribuna Cantabria 27 de Noviembre 2013
1 Investigadores y Coordinadores Celia Amorós, Fernando Quesada Castro. Las mujeres como sujetos emergentes en la era de la globalización; nuevas modalidades de la violencia y nuevas formas de la ciudadanía (117) Catálogo de publicaciones de la administración general del Estado año 2011).
2 Cabo Media, Rosa. “Educar en la ciudadanía, perspectivas feministas, Ed. Catarata, año 2008 Madrid.