Cuatro mujeres en una semana: los asesinatos por violencia de género vuelven a repuntar tras el confinamiento

En tres meses de confinamiento, los que van de abril a junio, cuatro mujeres fueron asesinadas por sus parejas o exparejas en nuestro país. La misma cifra que se ha registrado en solo una semana del mes de julio, en plena desescalada. Público ha recabado la opinión de diversos expertos para buscar respuestas a este nuevo repunte de casos.

Fuente: PÚBLICO / MARISA KOHAN

En tan sólo siete días, los que van del 14 al 21 de julio, cuatro mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas en nuestro país. Así lo reconoció la Delegación del Gobierno contra la violencia de género este martes, cuando incorporó a la fatídica lista los últimos dos casos que mantenía bajo investigación. Se trata de una mujer fallecida en Palma (Mallorca) tras ser agredida por su marido y que permaneció hospitalizada en la UCI en situación crítica y otra mujer asesinada en Santa Úrsula (Santa Cruz de Tenerife) presuntamente a manos de su expareja. Ambas tenían antecedentes por violencia de género.

Estas dos víctimas se suman a otras dos registradas el pasado 14 de julio: una mujer de 20 años en Barcelona cuyo marido la degolló frente a su hijo de tres años en un piso del Raval y de otra mujer de 31 años en Torrejón de Ardóz (Madrid) asesinada a golpes en un polígono industrial a manos de su pareja. 

Los cuatro asesinatos registrados en esta semana de julio equivalen a todos los computados durante los últimos tres meses de confinamiento (de abril a junio), periodo durante el cual se registró un mínimo histórico desde que se recopilan datos. Las cifras más bajas de asesinatos de género registrados en el trimestre abril-mayo-junio, sin contar la de este año, se encuentran en 2014, 2015 y 2016, tres años en los que las cifras oficiales registraron diez asesinatos machistas en dicho período. La más alta en ese trimestre se produjo en 2007, con 21 crímenes.

¿Significa entonces que durante el estado de alarma disminuyó la violencia de género? ¿O que estamos ante un repunte de este tipo de asesinatos?
La respuesta es más compleja que un sí o un no, y la hemos buscado a través del testimonio de diversos expertos.

Victoria Rosell, Delegada del Gobierno contra la Violencia de Género recuerda que ya durante el Estado de Alarma «nuestro diagnóstico era que el aparente descenso obedecía fundamentalmente al incremento de la violencia de control y de la violencia psicológica durante el confinamiento, y que con la desescalada los agresores que han tenido sometidas a las víctimas durante 24 horas al día iban a tener una sensación exacerbada, desproporcionada, de pérdida de control, que podría traducirse en un repunte de la violencia física y los asesinatos», explica a Público.

Este análisis coincide con la apreciación de Miguel Lorente, médico forense y ex delegado del Gobierno contra la Violencia de Género durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Para entender lo que ocurre, explica, es necesario entender cómo funciona la violencia de género y el control. «Mucha gente cree que el objetivo de la violencia es lastimar y maltratar. Pero el objetivo es controlar, dominar, someter. Las matan cuando ese objetivo fracasa. El homicidio se produce cuando pierden el control sobre ella y cuanto mayor es esta percepción, con más contundencia la resuelven. Este factor es el que hace que la separación y ruptura de la relación actúen como el principal factor de riesgo para que se produzca una agresión grave y el homicidio».

Por eso, explica este experto, «el confinamiento por la pandemia de la covid-19, que dificultó la salida de la relación violenta de las mujeres que convivían con su maltratador, se tradujo en una prolongación de la violencia, e incluso en un incremento de su intensidad que el agresor la vive bajo una sensación de seguridad e impunidad. La aparente disminución de casos graves y homicidios durante el confinamiento, se puede traducir en un incremento posterior de la violencia, como estamos viendo con la modificación de las circunstancias y a medida que las mujeres vayan ganando cierta facilidad en su salida de esa violencia».

Aunque hubiese menos asesinatos, hay varias formas de medir que la violencia de género no sólo no disminuyó, sino que se mantuvo durante el confinamiento o incluso se incrementó. Entre ellas, Rosell cita un incremento de los partes de lesiones registrados por la Salud Pública, «la cifra de 8.700 detenidos por violencia de género» facilitadas por el Ministerio de Interior, «70.000 llamadas de control a agresores y de 245.000 contactos con casos de víctimas activos en el sistema Viogen. Los servicios del 016 han aumentado considerablemente, hasta un 450% el 016 online», detalla Rosell.

«Yo no lo llamaría repunte a lo que hemos visto en estos últimos días de julio», afirma Marisa Soleto, presidenta de Fundación Mujeres. Se trata de un problema estructural que se acomoda a las circunstancias. Que haya habido menos mujeres asesinadas tiene que ver con lo que se conoce como el paraíso del maltratador: la tengo en casa y no se mueve. Y ellas han rehuido todo lo posible las situaciones de riesgo. Un grandísimo número de mujeres ha retenido decisiones como las de irse o denunciar. Sencillamente porque no podían hacerlo. Por eso hemos visto un descenso de las denunciar por violencia de género durante gran parte del confinamiento».

La contraparte, lo que desmiente que la violencia se hubiera reducido, afirma esta experta, fue el gran incremento de las consultas de información a los recursos contra la violencia, pero aplazando la decisión para más adelante.

Soleto explica que una cosa que si ha hecho correctamente han sido las campañas informativas desde el inicio del estado de alarma y que éstas se hayan mantenido en el tiempo. «Siempre hay cosas que se pueden mejorar, pero las campañas informativas del Gobierno, así como de organismos de Naciones Unidas, han permitido una bajada en los datos de asesinatos. Cuando se ha desconfinado, esos datos han vuelto a subir a niveles habituales. Porque no hay que olvidar que julio es, tradicionalmente, uno de los meses con más incidencia de asesinatos machistas. El problema sigue persistiendo y lo vamos a seguir teniendo», añade.

«No hemos parado, porque la covid-19 para las víctimas de violencia, era una pandemia sobre otra pandemia. La emergencia, las urgencias sanitarias, no podían dejar atrás una enfermedad social crónica como es la violencia de género», afirma Rosell.

Graciela Atencio, responsable de Feminicidio.net da también gran importancia al impacto de estas campañas del ministerio. «Han funcionado muy bien durante el confinamiento y esperemos que no bajen la guardia para seguir haciendo difusión y publicidad de las formas en que puede denunciar porque la covid-19 ha puesto a las mujeres en una mayor vulnerabilidad», explica.

Esta experta destaca algunos elementos distintos a tener en cuenta que explican el incremento de los asesinatos en la desescalada. En primer lugar, el factor estacional. «Según nuestro análisis de datos de los últimos diez años, junio y julio son dos de los tres meses que acumulan más casos de asesinatos de mujeres. El incremento de calor y el hecho de convivir más tiempo con el agresor son factores de riesgo», explica Atencio.

El segundo factor a tener en cuenta, resalta, es el hecho que durante el confinamiento, los agresores que no convivían junto a su pareja o expareja tuvieron muy difícil desplazarse, con normas estrictas de confinamiento. «Es importante tenerlo en cuenta porque quiere decir que si se controla al maltratador, las órdenes de alejamiento funcionan. Estas no funcionan bien porque ponen bajo la lupa a la víctima, no al agresor».

Atencio también pone el énfasis en la necesidad de registrar todos los asesinatos machistas, no sólo los que se cometen en las relaciones íntimas. «Estamos empezando a ver que están aumentando otro tipo de feminicidios, como son los familiares. Lo que no incluyen las cifras oficiales es que durante los últimos días dos mujeres han sido asesinadas por sus hijos. No tenemos políticas de prevención específicas para estos casos. Pero tan sólo en la primera mitad de este año han sido asesinadas 14 mujeres a manos de sus hijos. Esta violencia no es visible y en situación de confinamiento la vulnerabilidad de estas mujeres aumenta de forma exponencial».

Feminicidio recoge los datos de todas las asesinadas por el hecho de ser mujeres, no sólo las que lo son por sus parajes o exparejas, como establece la ley de violencia de género de 2004. En este sentido, afirman que se han producido en lo que llevamos de año un total de 51 asesinatos machistas, no los 25 que reconoce oficialmente el Gobierno.

Victoria Rosell estima que veremos un incremento de violencia machista en el desconfinamiento. «Creo que habrá un repunte de la violencia física ahora.  Insistimos constantemente en que no podemos bajar la guardia, y lamentablemente los hechos están ahí. Esto contradice de plano a quienes se empeñan en mostrar la violencia de género como un conjunto de casos aislados, patologizando al agresor, hablando de malas personas, de locos, incluso de extranjeros, obviando la realidad de que es una violencia estructural y silenciada, que hunde sus raíces en la desigualdad y en la sociedad patriarcal, que no son excepciones del sistema sino el propio sistema. Por eso insistimos en que la responsabilidad penal por supuesto es individual, corresponde al poder judicial, pero proteger a las víctimas, y garantizar la igualdad real, que es la única salida a la violencia de género, es una responsabilidad social, nos incumbe a todas las instituciones, públicas y privadas, a toda la sociedad».