Carta de Virginia Molina, de Mujeres Separadas y Divorciadas
Valencia, a 31 de enero de 2016.
Soy Virginia Molina y he sido Presidenta de la Asociación de Mujeres Separadas y Divorciadas de Valencia durante 28 años, cargo que dejé hace dos.
En este momento, tengo 72 años y estoy aquejada de un cáncer de hígado que en poco tiempo dará por terminado mi ciclo vital, lo que asumo sin dramatismos ni victimizaciones. Al fin, todos nos vamos porque es lo natural y humano.
Pero, fíjense, siendo esta circunstancia tan natural y tan dolorosa para mí y para mi familia, paradójicamente me ha dado el poder para que, como persona y como mujer comprometida desde hace mucho tiempo, en la medida de mis posibilidades, conocimiento y sobre todo motivación, para que desde la planta segunda del IVO sienta la mayor de las indignaciones cuando estallan ante mis ojos y mi inteligencia las noticas que saltan a través de los medios de comunicación.
En el año 1979 nace una pequeña asociación, en un tiempo tan esperanzado como hostil a los avances para la vital igualdad entre mujeres y hombres. Ese grupo de mujeres se compromete, con el fervor de la bisoñez y de la fuerza que su condición genera, a participar activamente en el cambio de sus precarias circunstancias como mujeres, como madres y como personas.
No queríamos resignarnos en ningún modo a considerar insalvables nuestras dificultades y a que nos paralizaran en todos los años que aún nos quedaban por vivir. En fin, no se si consigo la lucidez necesaria para expresar ese grito que sale, lo siento, desgarrado de mi corazón.
No nos resignamos que, a día de hoy, después de tantas batallas y no tantos logros como hubiéramos querido, a tener que mendigar, a recibir uno y mil veces NOES absurdos, respuestas falaces, torticeras, insolidarias e injustas y menos ahora, cuando ya no hay forma de tapar ni justificar que ingentes cantidades de euros del erario público han servido a intereses privados o partidarios, mientras que mujeres valencianas, de nuestra tierra y de nuestra sangre, tengamos que convivir con el machismo que nos circunda pegado a la piel, que no sigue machacando por el hecho de serlo. Y fíjense dónde llego. ¡¡ Que ridiculez, que nadería, que tontuna está escribiendo esta mujer enferma!!. Pues no es tan fútil, porque, para nosotras, ha sido una lucha titánica: ya saben, la hormiga y el elefante. Han sido muchos años de no permitir que de manera voluntaria, pero con seriedad y profesionalidad bien demostradas, ejerciéramos nuestra labor. No nos han ayudado a que tuviéramos un local digno en Valencia con excusas con los recortes, la crisis, “más adelante”…, ¡¡ conformaros con este local indecente…!!
Madre mía, desde lo alto de mi pequeña pero fatigosa montaña, contemplo cuánta pelea, cuánta desilusión, cuánto ninguneo y lo que veo son políticos y políticas que en vez de ejercer sus cargos para dignificar nuestra condición y la de ellos/as mismos/as, trabajan su “modus vivendi” sin contemplaciones, sin piedad, ante sus conciudadan@s, sin velar por la justicia social ni por la igualdad entre mujeres y hombres.
Siento disgusto, dolor, tristeza, al comprobar cómo ellas y yo hemos tenido que trasegar, gastar tiempo y energías para semejante dislate, que nos ha impedido crecer y formar a nuestras compañeras para que pudieran seguir su proceso de Itaca, llenas de dignidad, y ¿por qué no?, de alegría de vivir, esa alegría que con dinero público algunos demuestran con escarnio en las plazas públicas. Y lo tengo que ver y aún callar.
Políticas, algunas tan neófitas que demostraban su inexperiencia tiñendo de rojo carmesí sus lindas y jóvenes caras que aún olían a fuego pero, aleccionadas eso sí, para no bajar la guardia, para que que el NO revistiera cierta diplomacia y, a veces, ni eso. Cuántas cosas hemos callado por esa reverencia hacia la autoridad, por un respeto y sensibilidad que no merecían.
Estamos ya perdiendo un tiempo que se nos hace insoportable. Nuestro trabajo se ralentiza. La motivación de las asociadas cuesta de mantener. El descreimiento invade a nuestras mujeres por la falta de valoración a nuestra pequeña pero, para ellas, importante causa. Su autoestima se desploma al corroborar que nadie de las que “ pueden”, decide tomar las medidas para no cortar ni bloquear por más tiempo el proceso de avance que tanto necesitan todas y cada una de las mujeres de nuestro cohesionado grupo, todas con similar problemática, no sólo ya de puntual situación de separación o divorcio sino de lo que a continuación de ese hito biográfico acaece en sus vidas (falta de medios económicos, de trabajo, cuidados de los hijos, formación, etc.).
¡¡¡YA VALE!!!. Creo que “la hoguera de las vanidades”, la mediocridad y la cutrez que encierran los bolsos, los puros, las naranjitas, coches, aeropuertos y una larga ristra de despropósitos, ya he llegado a una LINEA ROJA o más bien MORADA. NO se puede tolerar más sin, al menos, no hacerte eco de semejante asfixiante carroñeo.
Sabemos las muchas necesidades perentorias que los nuevos políticos/as tienen que atender para volver a una cierta estabilidad y que es necesaria la colaboración solidaria de la ciudadanía para juntos/as intentar remediar y mejorar ese desafuero. Y ahí estaremos.
Y también sabemos que nuestro Proyecto y el de otras muchas Asociaciones que junto a nosotras trabajan y luchan por crecer, NO DEBE perderse, porque no sólo ayuda a personas, mujeres concretas, sino a avanzar en ese fatigoso, largo y complejo proceso por la Igualdad entre mujeres y hombres, aún a estas alturas del siglo XXI.
No podemos dejar de luchar, nosotras y nuestras muchas compañeras de colectivos muy cercanos, por integrar una pieza pequeña y humilde, pero parte del ese gran puzle de los avances sociológicos y humanos que, tan lentamente para mí y, con a veces uñas y dientes, se van consiguiendo.
Desde la necesaria soledad que ahora demanda mi estado, pido con toda la Dignidad y fuerza moral que nos avala que, de quién dependa en estos momentos, nos faciliten ya un pequeño y digno local para que, junta a las otras Asociaciones tan afines en su ética y en sus objetivos, sigamos ¡simplemente trabajando!
Pido que los valencianos y valencianas dejemos de ver a las poderosas figuras de nuestras Instituciones como charlatanes de feria haciendo intervenciones que a , muchas/muchos nos hacen sonrojar y a no concederles ningún crédito, por su escaso bagaje intelectual y por su carencia de ética.
Debajo de estas líneas subyace la rabia que produce que se nos hayan negado los pocos euros con los que podrían financiarse la sede solicitada para compartir solidariamente con otras asociaciones de mujeres. Negación que aún sigue vigente.
Estamos cansadas hasta lo indecible, pero seguimos comprometidas porque estamos convencidas de que nuestro trabajo ha sido útil para muchas mujeres. Hemos constatado que hay muchas personas que son capaces de ser supervivientes, salir de ello y, además, ofrecer la poco o mucha que reservan para los/as demás. Muchas mujeres, más de las pueda parecer.
Un abrazo sorico, como siempre dice mi querida Mª Angeles Bustamante, para quién lea estas líneas y pueda comprenderlas porque ¡¡¡¡YA LES VALE!!!!
Virginia Molina Maruenda