2013-2018: un huérfano de género cada seis días
Lo que expertos y estudios de género consideran «terrorismo machista» no entrega sus armas, no cesa en su actividad, no se disuelve. Sigue matando mujeres (11 en 2018) y dejando hijas e hijos en la orfandad: ocho en lo que va de año. Tomada desde 2013 -año en el que empezó a haber datos oficiales- hasta el último día de este abril, la suma ofrece un dato tremendo: 336 huérfanos. Una orfandad cada seis días.
De todos los huérfanos y las huérfanas en estos últimos cinco años y cuatro meses, 194 eran o son menores de edad, la mayoría de los cuales (129) convivía con su madre en el momento del asesinato. Y de los 142 que son mayores de edad, 27 compartían su vida y su casa con la madre.
Son los datos del último informe del Fondo de Becas Soledad Cazorla, un colectivo formado por la Fundación Mujeres y por la familia de la que fuera primera fiscal de sala contra la violencia de género. Hoy, cuando se cumplen tres años exactos de la muerte repentina de Cazorla, su viudo y presidente del Fondo de Becas, Joaquín Tagar, presenta los números de esta criminalidad con onda expansiva, atentados con rastro directo porque ocho de cada 10 mujeres asesinadas por violencia de género tienen hijas o hijos.
A la «escasa e insuficiente» respuesta institucional que se ofrece a estas víctimas, el Fondo de Becas responde con sus granos de arena. En sus dos años de vida, la organización ha tramitado ayudas a 19 hijos o hijas sin madre, 38.285 euros destinados a 10 familias en ocho comunidades autónomas para material escolar en educación obligatoria, gastos relacionados con la realización de estudios superiores y dinero para terapias psicológicas.
Es lo que el Fondo aporta de las donaciones que recibe, un pellizco de la sociedad civil ante la lenta maquinaria estatal. Hasta el momento, sólo tres CCAA (Castilla y León, Castilla-La Mancha y Baleares) han comenzado a diseñar ayudas.Mientras, el Congreso sigue sin debatir y aprobar una proposición de ley para mejorar la pensión de orfandad que todos los partidos apoyaron hace ahora un año.
El Fondo de Becas cuenta que a los huérfanos no se les considera como víctima para el acceso a determinadas ayudas y servicios, que «se tarda demasiado» en facilitarles una estabilidad familiar, que no se les etiqueta como víctimas en relación a las obligaciones fiscales, que en casos anteriores a 2015 no cuentan con suficientes medidas de protección y que muchos de ellos se enfrentan a problemas de convivencia social y escolar relacionados con «el estigma de ser víctimas de violencia de género». Como esos dos hermanos de un pueblo de la España interior a los que no invitan a las fiestas de cumpleaños porque son «los hijos del asesino».
Hasta 2015, año en que la Ley del Menor incluyó a los hijos e hijas como víctimas de la violencia machista, la judicatura no solía retirar la patria potestad al padre en casos de asesinato. Y, aun hoy, en el Fondo saben de algún caso en que el asesino está cumpliendo prisión preventiva y mantiene la patria potestad sobre los huérfanos que creó.
Los responsables del Fondo de Becas han llevado el universo de la orfandad de género al Congreso de los Diputados, al Parlamento Europeo y al Senado, donde el lunes arrancan unas jornadas que extenderán sobre la alfombra parlamentaria las necesidades y las reivindicaciones de estas víctimas tan desconocidas.
Por ejemplo, que se les reconozca la pensión máxima de orfandad, que la Seguridad Social desista de recurrir cuando un juez reconoce a una víctima el derecho a la pensión, que se revisen las obligaciones fiscales asociadas al patrimonio o las herencias, que se aceleren las tutelas, que se informe a las víctimas sobre indemnizaciones o que se considere la gratuidad de los estudios superiores o universitarios a los hijos e hijas de las mujeres asesinadas.
Fuente: El Mundo