La campaña de las deportistas españolas contra el machismo: «Ningún deporte es de hombres»

24 enero, 2018
  • Un anuncio de la selección femenina de rugby genera una campaña contra los estereotipos machistas en disciplinas de contacto o fuerza

«Por desgracia, creo que todas las jugadoras hemos escuchado alguna vez la palabra marimacho. ‘Eso es para chicos’, te dicen. Por ser mujer, la sociedad te limita, te exige delicadeza y cosas así, y por eso muchos deportes no encajan», presenta Lourdes Alameda, jugadora de la selección de rugby. «Parece que ya no pasa, pero todavía sucede. Aún hay niñas que llegan al club con miedo porque les han dicho en el colegio que nuestro deporte es muy agresivo para ellas, que acabarán llorando. Es absurdo», añade Eva Calvo, vigente plata olímpica en taekwondo. «Muchos prejuicios son sobre el cuerpo. Que si desarrollamos demasiado los músculos o que si somos anoréxicas… Ningún hombre escucha comentarios parecidos», remata Ana Pérez, única española en gimnasia artística en los Juegos de Río.

Son pequeños relatos que reflejan el machismo cotidiano que aún impregna el deporte español. Hace unas semanas, un acertado anuncio de Joma con la selección de rugby inició una campaña contra los estereotipos y, preguntadas por EL MUNDO, numerosas atletas se suman ahora a la misma con una proclama: «Ya toca acabar con los tópicos. Ningún deporte es de hombres».

«Hay que abrir la mente. ¿Por qué levantar pesas no puede ser femenino? De pequeña se metían mucho conmigo e incluso me surgieron dudas sobre continuar», comenta Atenery Hernández, vigente subcampeona de Europa de halterofilia. «Es algo que está en la sociedad, que costará que desaparezca. Recuerdo que de pequeña yo quería hacer patinaje y mi madre me apuntó a judo. Pillé una rabieta y le decía: ‘Pero mamá que eso no es de niñas’», admite María Bernabéu, bronce en el último Mundial de judo. «Sorprende que todavía haya quien haga esos comentarios. Alguno te ve, y sobre todo en verano, te dice algo sobre tus brazos. Tú pasas, pero…», finiquita Anna Boada, diploma olímpico en remo en los Juegos de Río.

Aunque el número de federadas aumenta cada año (ahora son un 22% del total, casi el doble que hace dos décadas) y las mujeres lideran el medallero español en cada edición de los Juegos (11 de 17 en Londres 2012 y nueve de 17 en Río 2016), muchos clichés se mantienen. Los deportes de contacto o de fuerza siguen siendo considerados deportes masculinos mientras la feminidad aún queda arrinconada en unas pocas disciplinas. Como resume la profesora de la Universidad del País Vasco Matilde Fontecha en su libro El deporte se instala en las cavernas de la igualdad: «Las mujeres han demostrado su competencia motriz en infinidad de tareas domésticas, agropecuarias y laborales […] que requieren un alto nivel de coordinación o el desarrollo de la fuerza, la resistencia o la agilidad. Sin embargo, el problema surge cuando quieren poner en práctica esas mismas habilidades corporales para hacer deporte, sobre todo los tradicionalmente masculinos».

La educación, la clave

En los últimos años, ha habido avances para acercarse a la igualdad en becas y patrocinios -con programas específicos como el Mujer y Deporte-, pero, según las protagonistas, la sociedad todavía necesita dar un paso más. «Olvidar esos tópicos nos iría bien a todos porque, aunque no lo parezca, tienen efecto. Todavía muchas niñas evitan según qué deportes o empiezan asustadas por los tópicos que escuchan», denuncia Eva Calvo, de taekwondo, un deporte que pese al tópico, cuenta con un 33% de licencias femeninas. Las únicas disciplinas con más mujeres que hombres son la gimnasia (92%), el voleibol (77%), el baile (71%) y el patinaje (61%), es cierto, pero también rompen lo manido las cifras del remo (30%), el kárate (28%) o la halterofilia (24%). Si se busca en el alto rendimiento, además, los números, aunque no llegan a la paridad (29%, mujeres), son aún más semejantes.

La educación, coinciden las cuestionadas, es la clave para evitar la reiteración de los tópicos, pero admiten que «es complicado». Algunas señalan la labor de padres y profesores para atajar esos estereotipos ya en los patios de las escuelas, pero todas, todas, apuntan al trabajo de los medios de comunicación. Según el estudio ¿Quién figura en las noticias? del Proyecto de Monitoreo Global de Medios (GMMP), sólo el 6% de las noticias deportivas en España hacen referencia a mujeres, mientras la media europea es de un 14%. La atención mediática está, pues, por debajo de los logros y, además, el trato es mejorable. En ese ámbito, qué mejor que un ejemplo propio.

En agosto de 2015, en estas mismas líneas, con el mismo firmante, se publicaba un reportaje sobre el primer año de Carolina Marín como campeona del mundo de bádminton: había vivido, narraba ella, cambios en sus entrenamientos, en su estilo de juego y en su vida personal. «Hasta se ha echado novio», fue el titular de la pieza. Un notable error. «Es un claro ejemplo de lo que no deben hacer los periodistas. Cuando una noticia se centra en la vida personal de una deportista, en si se maquilla o en cómo se viste, la deja como una anécdota, le resta valor», reprocha Lourdes Alameda, de rugby. En su último especial de Nochevieja, de hecho, el cómico José Mota y Garbiñe Muguruza criticaban esa misma tendencia en un sketch: Mota llegaba a plantear a la tenista si temía que se le pasara el arroz. «Es curioso que te pregunten si compites maquillada, como si fuera importante o como si no pudiera hacerlo. A mí me gusta arreglarme y no creo que eso esté discutido con mi deporte», comenta Atenery Hernández, de halterofilia. Como otras, no busca elevar más la crítica, pero tampoco puede evitar sonreír con la siguiente pregunta.

Presidentes y seleccionadores

De las 65 federaciones deportivas, ¿cuántas crees que están presididas por mujeres? «¿Ninguna?», pregunta Bernabéu, de judo, con desencanto. En realidad falla. Hay dos. Julia Casanueva, presidenta de Vela, e Isabel García, que dirige Salvamento y Socorrismo, son la excepción en la carencia estructural. Incluso los deportes con mayoría de mujeres federadas son dirigidos por hombres, en una constante que alcanza los banquillos. El seleccionador femenino de fútbol es Jorge Vilda; el de baloncesto, Lucas Mondelo; el de balonmano, Carlos Viver; el técnico de Mireia Belmonte es Fred Vergnoux; el de Garbiñe Muguruza, Sam Sumyk; el de Carolina Marín, Fernando Rivas…

Ambos factores unidos provocan que, en primer término, muchas federaciones no valoren sus selecciones femeninas y, en segundo, que, en caso de éxito, muchas veces el protagonista sea igualmente un hombre. «Cuando se habla de deporte femenino muchas veces hay trampas. Sería importante darle el mismo valor a los éxitos de una mujer que a los de un hombre, de la misma manera», reclama Ana Pérez, de gimnasia, que como el resto de cuestionadas, espera que se acelere el tiempo. «Poco a poco hay mejoras, menos clichés, más niñas en muchos deportes, pero es demasiado poco a poco», finiquita Boada, de remo. Resume, en definitiva, la petición grupal de la campaña: «Ya toca acabar con los tópicos. Ningún deporte es de hombres».

Fuente: El Mundo