Las imágenes de radiología pueden ofrecer evidencia indicativa de violencia de género

13 diciembre, 2017
  • Lesiones en los tejidos blandos, fracturas de extremidades y fracturas faciales son las principales señales indicativas.
  • El caso que inspiró la investigación fue el de una mujer joven que se presentó con una fractura de hueso nasal, superpuesta a otra fractura ya curada.
  • «Como radiólogos podemos unir las piezas como un testigo imparcial», ha asegurado la investigadora principal, Bharti Kurhana.

Las imágenes de radiología pueden revelar pistas críticas no solo de las lesiones actuales de un paciente, sino también sobre los patrones de violencia que una persona puede estar experimentando. Investigadores del Hospital Brigham y de la Mujer (BWH, por sus siglas en inglés), en Boston,  apuntan que los radiólogos pueden participar en el cuidado de las víctimas de violencia de género.

El equipo encontró patrones clínicos y radiológicos comunes que podrían alertar a los radiólogos sobre el potencial de agresiones para iniciar una conversación con el médico de referencia y el equipo de atención multidisciplinaria para que los pacientes reciban la ayuda que necesitan. Los investigadores presentaron este lunes los datos de su trabajo en la reunión anual de la Sociedad Radiológica de América del Norte, que se celebra en Chicago.

«Estamos identificando nuevas formas para que los radiólogos participen en el cuidado de las víctimas de la violencia», explica Elizabeth George, residente de Radiología en BWH. «Nosotros, como radiólogos, debemos trabajar en estrecha colaboración con los médicos remitentes y, a menudo, podemos unir las piezas como un testigo imparcial».

El caso que inspiró a la investigadora principal Bharti Khurana, involucró a una mujer joven que  se presentó en el Servicio de Urgencias con una fractura aguda de hueso nasal superpuesta a una fractura curada. Mientras realizaba estudios previos de la paciente en el sistema de archivo y comunicación de imágenes del hospital, o PACS, se encontró con una fractura de muñeca reciente. Este patrón de lesión recurrente le hizo sospechar de violencia de género, un hallazgo que inicialmente el médico remitente no había sospechado.

«Esto también nos llevó a conectarnos con algunos de nuestros médicos y colegas del Departamento de Emergencia que ya estaban trabajando en los aspectos clínicos y sociales de este problema -señala Khurana, directora del Programa de Investigación de Radiología de Emergencia de BWH-. Luego pasamos a diseñar este estudio de investigación para evaluar objetivamente los hallazgos clínicos y radiológicos en esta población».

El estudio analizó la información de 185 pacientes atendidos en el Departamento de Emergencia de BWH y consultó el programa de apoyo a la violencia de género del hospital entre enero de 2015 y octubre de 2016. El equipo de investigación evaluó información demográfica, presentación clínica e historia y hallazgos de imágenes de análisis realizados en los cinco años anteriores.

Lesiones en tejidos blandos y fracturas de extremidades

El equipo descubrió que 151 pacientes (81,6%) tenían antecedentes de abuso, incluido abuso físico, emocional o sexual. La mayoría se había sometido a exámenes radiológicos en el pasado, con una media de cuatro exámenes por paciente. En la evaluación, los patrones comunes de lesión surgieron de la investigación del equipo.

Los patrones incluyen lesiones de los tejidos blandos (hinchazón, hematoma o contusión) y fracturas de las extremidades, que a menudo afectan a las extremidades superiores distales, lo que sugiere una lesión por intentos de defensa. Otra lesión comúnmente vista fueron fracturas faciales.

En el frente clínico, el equipo también identificó que las víctimas de violencia de género suelen presentar síntomas físicos o psicológicos que no estaban directamente relacionados con el abuso, lo que refuerza la necesidad de protocolos de detección para identificar a estos pacientes. Las víctimas analizadas tenían más probabilidades de quedarse sin hogar, mientras que las víctimas de agresión sexual a menudo sufrían de abuso de drogas ilícitas.

«Nuestros hallazgos clínicos apuntan a la naturaleza compleja de estas situaciones sociales y la necesidad de un programa de intervención dirigida no solo para identificar sino también para intervenir en los diversos aspectos de la atención de estos pacientes», subraya Khurana.

El equipo presentó datos y anécdotas que ilustran que las imágenes de radiología pueden detectar la violencia meses o incluso años antes de que un paciente busque ayuda. «Las imágenes no mienten y a veces pueden decirnos más que el paciente en esta situación -destaca Khurana-. En la sala de urgencias, la prioridad es identificar patologías agudas, y, por lo tanto, las viejas fracturas o las deformidades relacionadas con fracturas pueden no tener suficiente importancia. Pero la presencia de fracturas antiguas y agudas puede ser fundamental para hacer el diagnóstico de IPV».

Fuente: 20minutos